Una es Isabel Rodríguez, vecina de San Amaro. A pesar de sufrir intensos dolores por todo el cuerpo desde los 18 años, a Isabel no le diagnosticaron fibromialgia hasta hace dos años. “Hasta entonces me contentaba con aliviarme temporalmente en las visitas al balneario de Graena (Granada). Pero al poco volvían a aparecer los terribles dolores. Había días en los que ni siquiera podía levantarme de la cama”.
Uno de los problemas que padecen los enfermos de fibromialgia (mujeres en un 90% de los casos) es que su sintomatología no es visible. Ni ronchas, ni manchas, ni tiznes. Únicamente un dolor, un dolor intenso que requiere de tratamientos de choque, a menudo medidas agresivas. “Son las articulaciones, la cabeza... Y puede derivar en otras dolencias como la depresión, provocadas por la incomprensión a la que estamos sometidas en nuestra propia familia. Llegamos a sufrir un tremendo agotamiento producido por el dolor”.
Al ser la fibromialgia una enfermedad sin curación conocida, no en vano se trata de una dolencia recientemente reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), las perspectivas son poco halagüeñas. Por ahora, solo queda la administración de analgésicos que mitiguen el dolor. “Algunas de mis compañeras de asociación necesitan tomar incluso morfina, que tiene una alta adicción. Aún así, cuando aparece un brote fuerte, ni siquiera los opiáceos sirven”.
En la asociación hay seis mujeres haciendo labores. “Es una distracción, hacemos lo posible por olvidarnos de los dolores”, explica Encarnación Caro Pérez, presidente de la asociación ceutí. Algunas asociadas se relajan oyendo el tricotar del ambiente. Otras cosen a mano. Y la presidenta ojea el manifiesto que planean leer durante el acto de hoy.
Entre otras cosas, los enfermos de fibromialga reclaman no ser tratados como ciudadanos de segunda o enfermos bajo sospecha. Como si no fuera suficiente el dolor de la enfermedad. “Se le llama enfermedad invisible, por eso de la dificultad de identificar los síntomas”. El Colegio Americano de Reumatología estableció un criterio para identificar la dolencia. El enfermo ha de presentar un historial de dolor por 3 meses, como mínimo, en, al menos, 11 zonas puntos hipersensibles.
El aceite de oliva como fuente de antioxidantes
Deporte, psicoterapia, farmacoterapia y alimentación. No existe un tratamiento concreto para erradicar o acaso paliar los efectos de la fibromialgia. Recientes investigaciones, con todo, apuntan a ciertos nutrientes que poseen una alta capacidad antioxidante útiles para los enfermos. En ese sentido, un equipo multidisciplinar de la Universidad de Jaén estudia la determinación de los efectos antoxidantes, antiinflamatorios y antidepresivos del aceite de oliva, comunicó la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia de la Junta de Andalucía. “El objetivo es analizar si la alta capacidad para prevenir la oxidación celular del aceite de oliva virgen extra podría contrarrestar los efectos negativos que el estrés oxidativo que provoca en quienes sufren la enfermedad”, declaró Mª Luisa del Moral, responsable del estudio.