Cierto es que el cargo de delegado del Gobierno le viene grande a Cucurull. Lo sacaron de donde lo sacaron, lo colocaron donde lo colocaron y fracasó. Si se busca una sola gestión positiva en el tiempo que tiene bajo su mando la plaza de los Reyes no la encontrarán. Quien no es más que una marioneta de Juan Vivas, una especie de sombra alargada del alcalde, debería saber cuáles son sus límites. Muy al contrario, analizando sus manifestaciones y comparecencias, el efecto es todo lo contrario. Ayer, nos aportó una nueva entrega en forma de un discurso digno de enmarque. Un discurso que no había por dónde cogerlo, un discurso mal asesorado con dos grandes patas. La primera, la de la seguridad. Cucurull dice que la seguridad es responsabilidad de todos y reclama un tratamiento riguroso y menos alarmista de los hechos delictivos. Lo justifica poniendo como escudo a la Policía y a la propia ciudad, porque las críticas que se hacen sobre lo que pasa en este pueblo pueden dañar su imagen. Pero no es así. El delegado únicamente busca protegerse, huye de las críticas, escapa de cualquier asunto que no le guste, no quiere problemas hasta el punto de negar las realidades (¿se acuerdan cuando dijo que lo de las avalanchas de porteadores no eran tal?). Los ciudadanos debemos colaborar en todo lo que sea posible para vivir en una ciudad segura, pero no somos responsables de un área que tiene sus propios jefes y su propio pilar político y ése no es otro que usted. La seguridad, funcione bien o mal, solo es responsabilidad suya, como antes lo fue de otros delegados que le precedieron y aguantaron crítica tras crítica sin soltar este tipo de perlas. A algunos, por eso de ser de partido contrario, ustedes mismos se lo recordaban y si no acudan a las hemerotecas y comprueben la forma en que trataron el salto a la valla de 2005 y su críticas a Jerónimo Nieto.
La otra pata de este errático discurso lo constituyó su alusión a la frontera y al comportamiento de los ceutíes. Quizá el delegado debiera cultivar la humildad y antes de que pedir que consideremos nuestra actitud ante el hecho fronterizo o criticar que nos hemos acostumbrado a pedir una cosa y la contraria, podía enumerar la de situaciones alarmantes, bochornosas, nefastas que llevamos soportando todos los ciudadanos y no porque la frontera sea el ejemplo de una dejadez política, sino por su mala gestión sobre la misma. ¿Se siente orgulloso de las imágenes de porteadoras en la playa sin un toldo siquiera en pleno Ramadán?, ¿considera que la actitud de los ceutíes es contradictoria cuando se ha caracterizado por su pasividad ante situaciones escandalosas? Su osadía fue tal que tuvo la guinda de adornarla hablando de los pasos que está dando el Gobierno de España en ese proyecto de futuro. ¿Cuándo?, ¿ahora?, ¿qué burda maniobra es esta?, ¿hablamos de los dos años de retraso del Tarajal II?
Ser delegado en Ceuta es de lo más difícil que hay. No saber llevar el cargo y además ser un osado resulta una bomba explosiva. Al menos, eso sí, usted se queda en Ceuta. Hay otros que nos regalan discursos cuando pasan más tiempo llorando un puesto que defendiendo su trabajo.