Como siempre se suele decir en estos casos, esperamos que no se ponga remedio cuando ya ha ocurrido un mal mayor. Ese es justo el discurso que predican los trabajadores del Servicio de Urgencias de Atención Primaria en el centro José Lafont, quien cada domingo se convierte en la única opción para los ceutíes, además del Hospital Universitario, para una urgencia médica.
Gran parte de la ciudad depende de este servicio, que es el único que da asistencia sanitaria a todas las barriadas, con tan sólo dos enfermeros. Todo ello después de que, desde ayer, desde la dirección correspondiente consideraran que el enfermero o enfermera de apoyo, según la Bolsa de Trabajo, dejara de prestar el servicio, quizás por no considerarlo necesario.
Lo que podía haber pasado pasó. Durante el turno de uno de estos enfermeros se suscitó una emergencia médica, vital, mientras que el otro enfermero permanecía fuera. Todo ello, en pocas palabras, derivó en un colapso del centro médico.
Pacientes esperando más de hora y media para ser atendidos, en un espacio al que se va, principalmente, porque se tiene una urgencia.
Los trabajadores ya lo han advertido, que con este tipo de cambios no es que se acumulen los pacientes, es que se pone en riesgo la vida de las personas.
“¿Y si llegara un niño que no puede respirar cuando no hay nadie?”, se preguntan en este centro.
No quieren que ocurra una desgracia y por eso están dando el aviso. Ahora sólo hace falta que les hagan caso.