El anuncio del cierre de la comisaría de Los Rosales, del que se hizo eco El Faro hace unas semanas, motivó el encuentro que mantuvo en la tarde de ayer el delegado del Gobierno, Nicolás Fernández, con presidentes de las barriadas próximas, que acudieron junto al cabeza visible de la FPAV, Juan Moreno. A la cita acudió la cúpula de la Policía Nacional.
Entre los dirigentes vecinales existía preocupación máxima por la posible inseguridad que podía derivarse del cierre de la comisaría que desde hace años funciona en la barriada. La cúpula policial ha confirmado que dicho cierre se deriva de la necesidad de absorber los funcionarios destinados solo a mantener dicha instalación para sacarlos a la calle patrullando en zetas. Así, la Jefatura considera prioritario disponer esos 14 agentes a una vigilancia dinámica en vez de tenerlos en una sede que, solo por tenerla abierta, requiere de un control mínimo en seguridad.
Tal y como ha explicado Juan Moreno a este medio, se ha fijado otra reunión para el próximo mayo con los mandos del CNP para que pongan sobre la mesa el estado en que se encuentran o si notan que se ha sufrido un empeoramiento por el cierre de dicha comisaría. La sede policial estará cerrada pero se mantendrán las cámaras operativas así como servirá para almacenar material de uso policial o como zona de trabajo para algunas unidades como la Científica.
La comisaría ya no estaba teniendo función directa alguna hacia el ciudadano ya que, de hecho, no se aceptaban denuncias. La idea de la Jefatura es que dentro de un par de años se pueda contar con la nueve sede policial de Hadú, una vez que termine la construcción del nuevo centro de menores y los MENA puedan disponer de su propia casa de acogida cerca de Fuerte Mendizábal.