¿Fue casualidad el desembarco de los ocho inmigrantes que consiguieron llegar a la carrera hasta la plaza Teniente Ruiz?, ¿su entrada en Ceuta disponía de algún tipo de preparación? A tenor de cómo se produjo, todo indica que contaron con ayuda, consiguiendo así el camuflaje perfecto para que la Guardia Civil no sospechara que la patera de madera ocultaba una expedición clandestina.
La navegación se llevó a cabo de tal manera que todo hacía suponer que se trataba de una de tantas embarcaciones pesqueras que frecuenta la zona. De hecho, los componentes del grupo iban tumbados para no ser vistos en un control visual genérico y rutinario como el que se practica. Es decir, el grupo había recibido las directrices necesarias para conseguir llegar a tierra aplicando una fórmula mezcla de engaño y picardía que les resultó exitosa.
Una vez llegaron a la playa de Fuente Caballo, huyeron del lugar a la carrera. Las fuerzas de seguridad no han podido dar con la persona que habría estado dirigiendo la patera, sabiendo perfectamente cómo navegar y cómo infiltrarse entre las demás embarcaciones de pesca. No se sabe si era algún marroquí que se dio a la fuga dejando abandonada la embarcación o, por contra, era alguno de los ocho subsaharianos que ejercía funciones de patrón, como ya ha pasado en varias de las entradas de sin papeles que se han producido en los últimos meses.
Los ocho varones ya se encuentran en el CETI, cuya capacidad de acogida está ya desbordada al superarse las plazas existentes. La salida, prácticamente cada semana, de grupos a la península está sirviendo para contener la situación de la mejor manera evitando habilitar nuevos módulos.