Se han convertido en una auténtica pesadilla para los bañistas e, iniciada oficialmente la temporada de baño, no topan con obstáculo alguno para cometer todo tipo de tropelías. Las motos de agua están llegando hasta la costa, haciendo sus piruetas ante bañistas que se ven obligados a abandonar el agua por temor a sufrir un accidente. Sucede día tras día desde que se dio el pistoletazo de salida a la ocupación de las playas, y el pasado domingo, en zonas como Chorrillo o Ribera, terminaron por causar más de un encontronazo con las familias que habían acudido a disfrutar del tradicional domingo playero.
Cruz Roja tuvo que lanzar varias advertencias a los pilotos de estas motos para que abandonaran el lugar, repitiendo las mismas escenas desde hace semanas. La Policía Local de playas ya denunciaron también esta problemática, alertando de la ocupación de las zonas de baño que llevan a cabo estos individuos. Llegan a protagonizar auténticas situaciones de riesgo, sin reparar que pueda haber gente buceando o menores reunidos nadando cerca de la costa. Alcanzan estos lugares a gran velocidad, sin reparar siquiera en esta situación.
Medio Ambiente ha dispuesto ya balizas en la Ribera y espera, a lo largo de esta semana, disponerlas en más playas junto a las redes antimedusas. Su consejero, Gregorio García Castañeda, indica que poco más pueden hacer. Saben de las entradas de las motos de agua, y reconoce que sus ocupantes sortean las balizas sin problemas. Aplicando un símil en materia de tráfico, indica que la línea de balizamiento no es más que una señal que debiera respetarse, pero que queda en manos del piloto hacerlo o no.
El hecho es que no lo están haciendo o están buscando la forma de adentrarse en la playa. ¿Cómo? Utilizando el canal de salida que se ha dispuesto para las embarcaciones de Cruz Roja y que se sitúa frente a su caseta. Lo que va a hacer la Ciudad es desplazar dicho canal a un extremo de la playa, justo en el agujero de la Sardina, donde se sitúa el letrero que da nombre a la Ribera, tal y como se hacía el año pasado.
De esta manera se pretende paliar el auténtico acoso que están sufriendo los bañistas así como las situaciones de riesgo que están ocasionando.
La Guardia Civil indica que está atenta a esta situación, aunque reconoce la dificultad de sorprenderlos in fraganti, ya que aprovechan que no están las patrulleras para aproximarse a la costa. Si no se les sorprende cometiendo dicha infracción, poco se puede hacer. Desde el Instituto Armado señalan que la ausencia de líneas de balizamiento se vuelve en su contra, ya que los motoristas campan a sus anchas sin un límite establecido.
La ausencia de balizas en todas las playas y la tardanza en su colocación también ha ayudado, según denunció la propia Policía Local de playas, a que este tipo de situaciones se estén produciendo, lo que ha generado críticas entre los usuarios que no entienden cómo, sabiendo los plazos que deben cumplirse y el inicio de la temporada, no estaba todo preparado antes del desembarco de los bañistas.
Mientras se intenta buscar la solución, se viven situaciones esperpénticas como son la llegada de motos de agua hasta la playa, la bajada de sus motoristas para charlar con sus amigos y la salida a toda velocidad del lugar sin que nadie les dé siquiera un toque de atención en forma de multa. Como si fuera lo más normal del mundo.