Una medalla en unos Juegos siempre es un orgullo, pero si esa medalla llega de manos de un ceutí y, además, 26 años después de haberse logrado la última, la emoción y la alegría no conoce límites, por no hablar de que son momentos donde el sentir patrio nos inunda.
Ver a un español pisar un podio en unos Juegos Olímpicos, después de más de dos décadas, nos enseña que detrás de cada Juego, detrás de cada competición, hay años de esfuerzo y de sacrificio, como el que tuvo que hacer Regino Hernández. Natural de Ceuta, se fue a temprana edad a residir a la provincia de Málaga, para posteriormente entregar su vida al deporte y entrenar de manera habitual en Sierra Nevada.
En estos Juegos de Invierno ni siquiera partía como favorito, formaba parte del equipo español, pero eran otros compañeros los que acaparaban los flashes. No obstante, en el momento decisivo, mostró todo el trabajo que hay detrás de él y en apenas unos minutos demostró los años de trabajo en las pistas, para lograr al fin una medalla de bronce, que para muchos, es de oro. Regino, gracias por llevar el nombre de Ceuta a la historia del deporte español.