La Ciudad lo ha advertido: incumplir la normativa de basura conllevará sanciones más elevadas. El propósito es claro: quieren endurecerse las medidas existentes en la actualidad tras reducirse el reciclaje de vidrio al estar contaminado en los contenedores. Algunos ciudadanos se dedican a arrojar otros residuos en esos recipientes lo que termina generando estos problemas. El cuidado medioambiental es cosa de todos.
Si los propios ciudadanos no ponemos de nuestra parte la cadena se rompe y no se puede cumplir con los objetivos de reciclado y recuperación. Si a las campañas publicitarias no se les hace caso, si a las advertencias de la propia institución municipal tampoco... solo queda tocar el bolsillo de quienes no cumplen con la normativa para, lamentablemente así, forzar a que no adopten comportamientos incívicos que, además, se cargan toda una política ambiental.
La Ciudad ha tenido que adquirir contenedores con mecanismos que impidan introducir otro tipo de residuo en los vacies dedicados a la recogida de vidrio. Hay además otros específicos para la recogida de otros: papel, plástico, envases... aunque desgraciadamente no han llegado a muchas barriadas que no pueden cumplir con el obligado reciclaje (es tare de todos) porque ni siquiera disponen de los medios. Aquí la tortilla da la vuelta porque la culpa es de la propia institución.