Es el gran drama de
la Covid-19. Una frontera cerrada, sin fecha de apertura y demasiadas personas atrapadas a uno y otro lado. Marroquíes y españoles que tienen algo en común: sus ansias de escapada. Estamos acostumbrados a escribir las historias de los marroquíes bloqueados en nuestra ciudad que
se arrojan al mar para bordear el espigón de Benzú o el Tarajal. Hombres y también mujeres. Lo que no habíamos contado hasta la fecha son historias de ceutíes atrapados en el vecino país que se han arrojado a emular la misma acción: bordear el espigón a la inversa, desde
Marruecos a su tierra, Ceuta. Y esto es lo que ha sucedido esta madrugada, cuando un varón ha cruzado a nado
el espigón del Tarajal. Al comprobar su identidad, se ha verificado que no era uno de tantos inmigrantes marroquíes que intentan cruzar a Ceuta sino que era una persona, vecina de nuestra ciudad, que lo que estaba haciendo era entrar buscando un regreso que rompiera su condición de atrapado al otro lado. Con él se ha seguido el mismo protocolo que con otros que llegan de esta forma: ha sido atendido por
la Cruz Roja y se le ha realizado la prueba PCR. El cierre de fronteras está provocando este tipo de situaciones: familias separadas, personas que estando atrapadas no tienen recursos para optar a alguno de los barcos de repatriados o nunca son elegidos para ello... la única puerta abierta es cruzar el espigón, aunque a muchos de ellos les vaya incluso la vida arriesgándose con tal de volver a su lugar de origen. Lo hemos visto con decenas de varones, con mujeres con historias tan dramáticas como la que encarnó Amal -la madre del bebé tetuaní que murió de leucemia y cuya historia ha sido recogida por los medios marroquíes-, lo vemos ahora también con españoles, vecinos de Ceuta, que han tenido que elegir esta vía para regresar. ¿Y cuándo abrirá Tarajal? Es la pregunta que todos quieren que se aclare, pero cada vez
las prórrogas de su cierre y del mantenimiento del estado de alarma en Marruecos lo ponen más complicado para normalizar una relación transfronteriza que ya nunca será como la de antes. El gran drama de la Covid-19 lleva a este tipo de situaciones adversas en las que no valen los pasaportes, ni los controles, ni las filas... solo carecer de miedo para arrojarse al mar y bordear a nado uno de los dos espigones que comunica Ceuta con Marruecos.