Hoy veo el Cielo cerrado, el color del día negruzco, miro el calendario y me doy cuenta que estamos en pleno invierno y el frío se resiste a llegar. Llevo un simple jersey y una camiseta. ¿Serán los cambios? Pero mis recuerdos vienen como los gorriones por las miguitas de pan y veo que siempre ha ocurrido lo mismo.
Es un clima mediterráneo y gozamos de buena temperatura todo el año. Y mi cuñado me señala a un “guiri” en pantalón corto y camiseta, tomando el Sol con una cerveza y más adelante en la playa gente en bañador.
Yo pienso en positivo y me da envidia, ya que me pondría igual. Son gente que no gozan de nuestra climatología y vienen a disfrutar de dos cosas: del Sol y de las bebidas más baratas de nuestro pueblo español. Y aunque tengamos ese día de malos recuerdos de la Dana, también nos pide nuestro "ego", pasarlo bien y aunar criterio de captar nuestro bien nacional. Y con todo el respeto del mundo me pongo en faena de dar una vuelta por nuestro paraíso costero y tomar un refresco en nuestros bares, con esas tapas que quitan el "sentío".
Son dos días lo que vivimos y hay que aprovecharlos.
Aunque tengamos en mente ese episodio donde un buen amigo me dio una frase para poder pensar: "Una lágrima está formada por un uno por ciento de agua y noventa y nueve de sentimientos".
Camino en el barro.
Me siento vendido.
Solo con lo puesto.
Pero veo buenos amigos.
Que están conmigo
Y junto sacamos el escobón.
Y con ganas baldeamos.
Sacamos el barro.
De nuestro querido barrio.
Y poco, a poco queda todo bonito.
Con sudores y esfuerzos.