Agentes de la Guardia Civil interceptaron en la mañana de ayer a 12 inmigrantes subsaharianos que consiguieron llegar a la playa de Juan XXIII en una patera a motor.
La embarcación, sin matrícula y de Marruecos, quedó intervenida para su investigación por la Benemérita, siendo trasladada a las instalaciones del puerto deportivo. Entre el grupo había dos mujeres y una adolescente de unos 15 años, sin, en principio, vinculaciones familiares con el resto de compatriotas, todos naturales de Guinea Conakry.
La entrada se produjo en torno a las 10.15 horas, cuando las cámaras detectaron la patera, infiltrada entre otras de pesca, cuando se dirigía hacia la playa. Los agentes la interceptaron pero no localizaron patrón alguno, ya que todo apunta que uno de los componentes de la expedición es el que se encargó de dirigir la travesía.
El ERIE de Cruz Roja se activó al momento, procediendo al traslado de tres ambulancias, un vehículo de rescate y otro de transporte colectivo, para hacerse cargo del examen sanitario de todos los inmigrantes. In situ se pudo comprobar que se encontraban en buen estado de salud, sin signos de hipotermia ya que habían permanecido poco tiempo en el mar.
Tal y como explicó Cruz Roja, tan solo se tuvo que hacer entrega de calzado y ropa, al no ser necesario efectuar evacuación alguna al Hospital Universitario. Después de los primeros momentos de incertidumbre y miedo, los inmigrantes, ya en el interior del vehículo de Cruz Roja, comenzaron a informar a sus familiares y amigos que esperan al otro lado de la frontera de su llegada. Sacaban sus teléfonos móviles que tenían a resguardo del mar y efectuaban las primeras llamadas. Los gritos de boza, boza volvían a ser protagonistas entre unos hombres y mujeres que celebraban el dejar atrás un país del que, cada vez, está resultando más complicado salir, debido a las batidas, cada vez más intensas, que llevan a cabo las fuerzas marroquíes.
La entrada de ayer completa a las que, de forma aislada, se produjeron el pasado viernes. Tres subsaharianos, también procedentes de Guinea Conakry, consiguieron su entrada ocultos en dobles fondos de vehículos. Una misma vía que empleó un tunecino, siendo todos ellos atendidos por los servicios de la entidad humanitaria con sus voluntarios al frente.
De forma paralela a estas entradas tienen lugar las de los argelinos que hacen uso de documentaciones falsas para poder cruzar la frontera aprovechando las franjas horarias de mayor presión en el Tarajal, cuando el celo en el control se ve seriamente mermado.