Un año más ya tenemos la festividad del Diwali que volverá a congregar a la comunidad hindú en torno a una fiesta que se compara con la Navidad por parte del presidente de la comunidad en nuestra ciudad. Tiene un gran componente familiar que posee su momento estelar con la cena y posteriormente con los regalos que se entregan y que son comprados dos días antes como marca la tradición.
-¿Qué supone la festividad del Diwali para ustedes?
-Es nuestra fiesta principal y así se marca dentro del calendario de nuestra comunidad. Vuelvo a repetir, como ya lo he dicho en muchas ocasiones, que tiene un parecido con la Navidad cristiana. Lo que celebramos realmente es como una de nuestras deidades regresa a su pueblo, tras estar catorce años fuera de la misma y es recibida por todos los habitantes del pueblo con un gran número de lámparas. En realidad es el triunfo del bien sobre el mal.
"Dos días antes de la cena familiar compramos la ropa y los regalos que vamos a entregar a nuestros familiares”
-¿Entiende usted que es una fiesta que lo es igualmente para el resto de la población de nuestra ciudad?
-Hace más casi trece años que inauguramos el templo en nuestra ciudad y se ha podido comprobar como son muchos los ceutíes que tienen curiosidad por conocer más datos de nuestra religión y de nuestras deidades. Por supuesto, tenemos muy claro que pretendemos que la fiesta del Diwali sea de todos los ceutíes porque llevamos demostrando desde hace muchos años que la convivencia que tenemos es exportable a cualquier punto del mundo y que el conocimiento que tenemos los unos de las costumbres de los otros nos terminan enriqueciendo como comunidad que somos. Son muchas las visitas que recibimos casi a diario en nuestro templo y tenemos las puertas abiertas para dar todas las explicaciones que se nos requieran. Es una prueba más, como he dicho antes, de la convivencia que tenemos en nuestra ciudad.
-¿Cómo celebran esta festividad?
-Dura varios días y el primer paso es la inauguración del alumbrado que permite dar a conocer a todos los ceutíes que la comunidad hindú se encuentra celebrando el Diwali. Repito que es una festividad que tiene un claro componente familiar y en una de las jornadas se produce ese encuentro entre todos los familiares. Dos días antes de esa fiesta familiar se realiza la compra de la ropa que se utilizará en la cena y también se adquieren regalos para luego entregarselos a los demás componentes. Pero también se aprovechar para comprar un poco de oro y realizar un rezo a la Deidad de la Abundancia. Quiero dejar claro que esa abundancia no lo es solamente en el plano económico, sino también para las cosechas o la posibilidad de tener hijos. Es un momento igualmente de encuentro donde muchos de nuestros familiares que están fuera de Ceuta por motivos de trabajo o de estudios regresan para estar todos juntos. Al final de esa cena es cuando se produce la entrega de los regalos que se han comprado. Vuelvo a repetir que celebramos el triunfo del bien sobre el mal.
"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."
Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena.
No todo fue felicidad y armonía según hemos podido saber. Al final del evento, el presidente de la Comunidad Hindú, Ramesh Chandiramani, en un alarde de mal gusto y falta total de educación, acusó a los asistentes de haber robado el móvil a su hija. Una fiesta que comenzó con alegría y buenas vibraciones acabó bochornosamente con el apagado de la música y la retirada de todos los asistentes. Su argumento hoy, son las copas de más. No hay excusas señor presidente as su mal comportamiento, y menos el alcohol. Flaco favor hizo ayer a una Comunidad tan querida en Ceuta, como la hindú.