Fernando Pérez (Granada, 1959), suma 21 años en Ceuta, “media vida ya”, subraya. Su estancia ceutí está directamente vinculada al servicio del 061, el área de emergencia que coordina desde el pasado 20 de abril. Antes cocinero que fraile, Pérez sabe que su trabajo está sometido a múltiples presiones. Internas y externas. Aunque seguro que daría muchas horas de desgaste profesional con tal de que el ciudadano estuviera más informado acerca de los asuntos relacionados con la salud.
–Se tiende a asociar, equivocadamente, urgencia y emergencia. ¿En qué se diferencian?
–La emergencia se basa en datos objetivos, está gestionada por profesionales y conlleva una atención inmediata. En cuanto a la urgencia, es el propio paciente quien, a causa de unas sensaciones, por unos datos subjetivos por tanto, cree necesitar un servicio médico urgente.
–Y si no son atendidos llegan los problemas.
–El 061 es un servicio expuesto a la crítica, algo que debemos asumir. Va en nuestro sueldo. No soy nadie para juzgar a los pacientes o a sus familiares. Es comprensible que deseen estar sanos. Pero, ante la crítica, debemos responder con responsabilidad y serenidad. En el 061 disponemos de un servicio de información. En el caso de reclamaciones, estamos encantados de explicar. El ciudadano necesita estar informado. Si así fuera no habría tantas críticas o polémicas.
–¿Funciona bien el 061 en Ceuta?
–Nuestro equipo de 061está formado por una plantilla de espléndidos profesionales. Distinto es que hagamos milagros.
–¿Hay suficientes ambulancias?
–El 061 de Ceuta cuenta con el número de ambulancias que marca la ley. Incluso más. El ratio legal es de una ambulancia por cada 100.000 habitantes. Y aquí disponemos de dos.
–¿A qué se deben las demoras?
–Está estudiado que las emergencias suelen concentrarse a unas horas concretas del día y los recursos son los que hay. Se debe a los ritmos circadianos, a los ritmos biológicos de la población.
–¿Podría explicarse?
–Es fácil. Por ejemplo, los infartos tienen más incidencia por las mañanas. Uno se levanta, se toma un café, se fuma un cigarro, se coge el coche, se enfrenta al tráfico... Son factores propicios para la aparición de infartos. También están las típicas horas de los accidentes de tráfico, cuya incidencia aumenta a la hora del inicio y del final de la jornada laboral.
–Los accidentes de tráfico deben ser habituales en el servicio de emergencia.
–Están los leves, que son los que mencionaba antes. A esas horas, las de ida y venida del trabajo, el tráfico no permite correr. Son casos de leves traumatismos, golpes sin demasiada importancia. Lo malo es cuando avisan de un accidente de madrugada.
–¿Cómo actúan cuando concurren varios accidentes de modo simultáneo?
–Ahí es cuando llegan los problemas. A nosotros nos gustaría estar en todos lados, pero hay que priorizar.
–Algo que no llega a entender .
–Nos pasa a todos. Creemos que nuestro problema es el más importante. Así es la condición humana. Pero no siempre es así. En todo caso, la decisión de priorizar la tenemos que valorar los profesionales.
–¿Y cómo se hace?
–Realizamos un primer diagnóstico por teléfono, lo que requiere de serenidad, experiencia y reflejos. En el 061 tenemos que interpretar el grado de gravedad simplemente por lo se que nos dice.
–Continúe.
–Una cosa es lo que el paciente que telefonea cree que padece y otra es lo que tiene realmente. Tenemos una serie de trucos para evaluar la gravedad del caso. Si nos informan de que un accidentado está sangrando una barbaridad, es necesario conocer a qué se refiere con barbaridad. En esos casos, por ejemplo, preguntamos si bastaría para tapar la hemorragia con un pañuelo, con una toalla o con una sábana.
–Y funciona.
–La mayoría de las veces sí funciona. Pero es complicado. Se trata de momentos de mucha ansiedad. El paciente que llama por teléfono está nervioso, desconoce en qué términos su familiar o él mismo está enfermo. Por eso creo fundamental que la sociedad esté más informada con asuntos relacionados con la salud. Ayudaría a evitar polémicas innecesarias e incluso a salvar vidas.