Las Perseidas o lágrimas de San Lorenzo, se acercan a su máximo, este tendrá lugar en la madrugada de hoy, situándose las 4.00 horas de la mañana como el momento perfecto para su avistamiento.
Se trata de un fenómeno que se produce entre finales de julio y agosto cuando la Tierra atraviesa en su trayectoria en torno al sol la estrella del cometa Swift- Tuttle, lo que provoca que multitud de partículas denominadas meteoroides, choquen contra la atmósfera. Según ha informado a El Faro el presidente de Septem Nostra, José Manuel Pérez Rivera, “este año será cinco veces más intensa que años anteriores, de 500 meteoros la hora cuando lo habitual es que la actividad tenga un máximo de 100”.
En Ceuta, como en el resto del hemisferio norte, será posible ver este espectáculo, si el tiempo lo permite. Asegura Pérez Rivera que “es importante ir a un sitio donde evitemos la contaminación lumínica, cuanto más lejos del núcleo urbano, mejor. En Ceuta, en concreto el Monte Hacho es una mala opción. Está muy cerca de las luces y el faro, cada pocos segundos, deslumbra”.
Es mucho más recomendable ir hacia García Aldave, más alto y más lejano del núcleo urbano. Lo importante es siempre alejarse lo máximo posible de las luces de ciudad”, añade Pérez Rivera. Un buen sitio podría ser, según su experiencia, el llamado el Mirador de Benzú, una zona elevada, otra de las características deseables a la hora de observar las lluvias de estrellas fugaces. También resulta importante “dar la espalda” a la contaminación lumínica de la ciudad, de manera que no interfiera en la zona de observación.
Importante resulta este año también las condiciones lunares, cuya luz no inteferirá en su observación como ha ocurrido en ocasiones anteriores.
Resalta el experto que es importante tomarse la noche con calma, en primer lugar para que la pupila se acostumbre a la oscuridad. A partir de un minuto de observación será posible distinguir la mayoría del cielo oscuro, pero es cuando ya han pasado veinte minutos cuando el ojo está totalmente acostumbrado. Por ello, es importante evitar en cierta medida las luces que puedan deslumbrar. No obstante, advierte Pérez Rivera que hay que tomar ciertas precauciones, puesto que se dirigen a una zona oscura con acantilados, donde deben dirigirse con una linterna o algún foco de luz que permita avistar el terreno.
Los dos nombres de esta lluvia de estrellas fugaces tienen su sentido.
La denominación técnica en la jerga astronómica, Perseidas, obedece al origen que parecen tener en el cielo estas estrellas fugaces. Se sitúan muy cerca de la constelación de Perseo, a su noroeste, también cerca de otra de las constelaciones más visibles, Casiopea. Detectar esta zona en el cielo puede ser más fácil buscando este último grupo de estrellas, con su peculiar forma de ‘M’ o ‘W’, según se mire.
Que el centro se sitúe en este punto entre ambas constelaciones guarda un peculiar significado, pues da la impresión de que la trayectoria de todas las estrellas fugaces parece originarse ahí, como si fueran radios de una bici. En realidad, se trata de un efecto óptico ya que todos los meteoros tienen una trayectoria paralela, ya que son restos de la órbita de un satélite llamado Swift-Tuttle.
Respecto al otro nombre, ‘Lágrimas de San Lorenzo’, tiene su origen en el cristianismo, que cuenta cómo el santo, cuya onomástica se celebra el 13 de agosto, fue sometido a martirio. La tortura que se le aplicó fue la de quemarle los ojos con unas brasas ardiendo, de ahí que la coincidencia de eventos haya identificado las estrellas fugaces con las lágrimas del santo.