Tras las estadísticas vienen las historias y los dramas. No paran. Cualquiera que eche un vistazo a la hemeroteca de este periódico se topará con decenas de casos de desaparecidos, niños y adultos de los que nunca se sabe nada.
Anoche, mientras se producía un goteo constante de situaciones extremas en el mar, muchas familias marroquíes preguntaban desesperadas por sus hijos. Eran madres que no sabían dónde estaban sus niños, madres que no habían alentado a ese cruce, sino que se habían visto sorprendidas por la decisión.
Madres que lloran porque no saben dónde están unos adolescentes que cruzan espigones contrariando decisiones familiares.
Esa situación dramática se produce y antes de opinar alegremente en redes sociales acusando a las propias madres de exponer a sus hijos a una muerte más que probable, habría que conocer los casos, saber de esas mujeres rotas y de cómo esos críos son engañados para cruzar.
Pero como somos tan hipócritas las criminalizamos sin saber nada.
La Ciudad Autónoma dispuso hace meses de un teléfono gratuito para atender las peticiones de ayuda en la búsqueda de desaparecidos. No sirve de nada porque cuando se hacen las cosas solo para quedar bien de cara a la galería se mete la pata.
Aquí se difundió esa acción como un gesto solidario y empático en una ciudad ubicada en plena frontera sur, pero se olvidaron de darle a la iniciativa corazón y contenido. El desinterés con todo lleva a que tras situaciones extremas como las vividas estos días no exista ningún tipo de canal de colaboración efectivo para que una madre pueda saber dónde está su hijo y favorecer su reunión.
No se puede funcionar tan mal como ya se hace en un espacio fronterizo que muestra tanto desinterés y desidia por atender las consecuencias de un problema que está ahí y que, al menos, debería preocuparnos.
Los que tratan de cruzar son concientes de lo que hacen y la mayoria sin el consentimiento de sus padres, hay que visitar los barios pobres o lo.mas profoundo del pais para juzgar, y porque se toma la decision de lanzarse a la aventura.
No escriba sin saber. No se trata de criminalizar. Pase a marruecos, contacte con el personal, hasta los que tienen trabajo se quieren venir. Adéntrese en el mundo rural, son muy solidarios,seguro la van a invitar a comer. Antes de partir va a ser la madre la que se dirija a usted con la palabra "harraga" (llévatelo y pásalo como sea, por el monte,por el agua, aquí no hay futuro). Pise el terreno, infórmese y no se deje engañar por los que hacen el trabajo desde la oficina, que no pisan la playa y el monte nada más que para ocio, los sabelotodo