Carta a los Servicios Marítimos del PUERTO DE CEUTA.
Hace unos días me despedía de mis lectores con un artículo titulado “El Bastón”, en el que comentaba mi dependencia de dicha herramienta y mi disposición a utilizar cualquier otra que tuviese que requerir en un futuro inmediato, a causa de mi neo dependencia. Al día siguiente tuve ocasión de comprobar la eficacia de los servicios dedicados a facilitar el tránsito de viajeros desde la Estación Marítima a un buque de Acciona, para lo que requerí una silla de ruedas que me permitiese realizar el trayecto. Con inusitada prontitud llegó la silla, con un servicial empleado, que –defraudado- comprobó cómo, igual que ayer, el ascensor no funcionaba. El eficaz empleado decidió utilizar la escalera mecánica que, desgraciadamente, estaba averiada. Ante el problema, el empleado supo tomar una decisión rápida y decisoria, pues el tiempo de embarque se echaba encima. Con la ayuda de mi hijo, alzaron la silla sobre sus cabezas, y fui elevado hasta las alturas, y subido, como un marajá por la escalera de obra que conduce desde el vestíbulo hasta piso primero. Un espectáculo con el que pudo disfrutar mi ego, y divertirse quienes tuvieron ocasión de contemplarlo. Cabe felicitar a la Autoridad Portuaria ceutí “por su eficacia” y a Acciona que tanto en Ceuta como en Algeciras supieron salvar los papeles. Quede señalada mi más firme protesta por tan desconsiderado trato, que según cuentan se repite día tras día.