Desconocimiento

Los que no tenemos ni idea de fútbol, entre los que me encuentro por obra y gracia de mi poca formación deportiva, según aquel que ni tuvo ni retuvo y que tenemos la desfachatez de criticar a aquellos que dirigen, conforman, estructuran y configuran una plantilla de veinte jugadores para afrontar una competición de tipo medio bajo y que también por ello se nos intenta confiscar nuestra libertad de expresión por medio del insulto, como digo, hemos de callar ante la mala hiel del sujeto especie “doberman”, aunque el mismo no sea mas que un perrito sumiso a la parodia de la persona que lo doblega. Eso es práctica habitual en política y en el mundillo futbolístico con mayor o menor virulencia.
Es de todas maneras cabreante que un equipo ascendido para formar jugadores jóvenes y por supuesto, compaginar con jugadores de experiencia y oficio, se observe un despropósito directivo que no se sabe si se está marchando o regresa del anonimato de la incongruencia. No quisiera reincidir en el papel desempeñado hasta ahora por el Murallas de Ceuta, equipo situado entre los menos goleados de la categoría en el grupo X de la tercera división y como descrédito, ocupe el último lugar, es decir, “el farolillo rojo”. El equipo naranja, color que supuestamente está pensado para no tener la obligación de contar con una segunda equipación, aumenta semana a semana su pérdida de confianza en el pensamiento de su corto número de seguidores, porque sus problemas internos en cuanto a dirección y gestión, hace que en sus jugadores cunda el desánimo y muchos opten por abandonar esta nave sin rumbo a falta de timonel.
Ya señalé en anteriores artículos de qué forma viajan estos sufridos jugadores cuando han de desplazarse a la península a disputar sus partidos oficiales. Y es curioso que hace ya muchos años, cuando el UA. Ceutí, Imperio de Ceuta o CD O`Donnell militaban en la misma categoría, sin subvenciones ni aportes institucionales, se viajaba con el tiempo suficiente para descansar, trajeados y hospedándose en hoteles de tres y cuatro estrellas. Existe la triste excepción del viaje en el que el club odonellista viajó en vehículos particulares y que supuso el final futbolístico de Paco Silva. ¿Dónde están todos aquellos aficionados que llenaban el Murube en tardes de fútbol de pasión? Nada parecido a lo que ultimamente viene ocurriendo con los equipos que han militado en tercera división en los últimos años, como pueden ser Club. At. Ceuta, Serrallo o el mismo Murallas. En estos tiempos, parece que si no hay subvención los equipos se hunden. Es verdaderamente lamentable que año tras año, se reconstruya la misma historia. Como contrapartida, tenemos el caso del Casino Real de Melilla, ocupando un lugar importante en el grupo noveno y jugando con solvencia.
Tan grave o similar es el deambular del llamado primer equipo de la ciudad, AD Ceuta, que con su particular e inimaginable trayectoria, lejos de la ciudad y que se le reconoce porque en su camiseta pone Ceuta, hace de sus partidos un canto al desconocimiento. Es sorprendente que un jugador como Añete, que para cualquier entrenador sería titular, ocupe plaza de banquillo y salga cuando alguien se lesiona o porque su participación es necesaria por su continua brega y  profesionalidad. Yo defiendo a este tipo de jugadores, pero aseguro que no estoy en consonancia con lo que piensa el flamante entrenador ceutí, al que Luis García Tevenet está superando con creces en el San Roque de Lepe.
Tevenet, con poca experiencia en el tercio de los banquillos, fue un excelente futbolista y ahora como entrenador, lo borda en un equipo nuevo, ya que la mayoría de los jugadores de el equipo lepero siguieron los pasos del Sr. Lobera. No hay duda de que sus conocimientos como jugador le sirven para desarrollar una idea que, hasta ahora y por lo que demuestra, es mejor entrenador que el actual del equipo ceutí. ¿Será que para ser un buen entrenador antes es necesario haber sido jugador? Comparando ambos casos, parece ser que si.
Como recomendación de alguien que no sabe de fútbol, como es mi caso, es posible que ambos equipos representativos de la ciudad sean candidatos al descenso automático de categoría en la temporada actual. El tiempo lo dirá señores, el tiempo lo dirá. Lo peor de todo ello es que a casi nadie importará... en todo caso y sumando pareceres, lo sentirán cuatro o quizá tres aficionados... ¡no muchos más!