Se quiere reformar la universidad, una vez más a golpe de titulaciones, sin acordarnos que hace muy poco se publicitaba, a bombo y platillo, las nuevas titulaciones. No es más mejor, sino solo si va acompañado de otras cosas. Porque no me dirán que se estudia lo que se quiere o lo que se tiene vocación. Seguramente no, pero eso está bien, lo que no está bien , es que se pida tan poco, muchas veces, para ser.
Ahora se pide , más que nada pasar una prueba y ya estás en una carrera de letras. Pero … ¿y luego qué?, pues que no se encuentra trabajo o que se eternizan las oposiciones o que malgastas esos años de estudios , trabajando en lo que sea, llamémosle hostelería en la Caleta.
El intrusismo está a la orden del día y el pagar poco y el zancadilleo, que el que no baila trota y a pies juntillas. No nos valen los ejemplos , porque hasta en el caso de León, no vemos sangre derramada, sino oposiciones con trampa, puntillismo e interinismo, de vox populi, de que “si te arrimas a buen árbol , buena sombra te cobija”. No es por siglas, es por vocación trepadera que eso, por desgracia, aquí lo tenemos a todas horas y los noticias , reburbutan corrupciones y tropelías de enchufaderas, a cada rato. Por eso la universidad no debería ser perdedero de tiempo, ni encumbradero de voluntades, sino enseñanza pura y dura, de lo que va a ser tu futuro.
Futuro, eso, que el 62 por ciento de chicos universitarios, en su mayoría no tienen, porque engrosan las filas del paro. Y es pena para ellos, dolor para sus padres, pero lastre para todos, porque quién va a pagar nuestras jubilaciones, y quién las de ellos, quién va a sobrevivir , sin que medie la buena suerte o el cese de la crisis que ya algunos agoreros titulados , vaticinan que durará más que las profecías de José con las vacas flacas. Lástima de años perdidos, de grados consolidados y de másteres y cursos , que pagan a medias papás y las becas, esas que recortan cada vez más y que los chicos anhelan , porque saben que si poco resuello tienen con estudios , sin ellos son laguna seca. Puede que haya que zanjar titulaciones como la de periodismo, porque ya no hay prensa y ya no se lee prensa , ni se escribe en prensa y es milagro que aún queden barcos errantes, como el holandés , que navega por mares oscuros donde las multinacionales, apuntan maneras y las grandes fortunas , apuestan su publicidad. Es por ello que periodismo es profesión a extinguir , en un mundo , que ya no necesita saber sino ser informado, uniformado por colores afines, por memorias no vívidas , sino vividas por un sector , que quiere imponer su santo y seña , como con los maestros, los abogados, los jueces y los policías. Marcas de lobo a dentelladas, universidad sin esperanza y jóvenes parados, de larga duración, en universidades rotas por el descontento , con manifestaciones que desembocan en la mayor edad , esa en la que ya deberías ser padre y aún no has conocido nómina que se precie , ni más trabajo que el parcial y veraniego.
Jóvenes de 25 que se reciclan, sueñan con el ejército y un jornal o con ser policía o ser conductor de autobuses, aunque años atrás poblaran las universidades y sean psicólogos , pedagogos o lingüistas. Quizás haya que reformar las titulaciones, recortarlas a las de posible trabajador o parado para toda la vida y erradicar estas últimas, como los dinosaurios, los soñadores o los idealistas. Lástima no hacer desaparecer, no por las armas de fuego , sino por la sensatez de la ley, a los corruptos, a los que se quedaron con nuestros sueños, a los que nos engañaron y nos engañan y mandan en nuestras vidas , desde púlpitos rectangulares , de algún mercado con divisas. Qué marrón más grande , no poder cambiar los destinos de esos tantos por cientos que lucharon y perdieron y no sabemos si algún día podrán ganar , con el mucho dinero robado, el defraudado, los paraísos fiscales y la inversiones, que luego quebraron y el Estado las volvió a levantar, endeudándonos los costados, las vértebras y los corazones. ¿Qué será, será?