En el día Internacional de la Educación Social, la asociación de estudiantes de esa materia ha organizado varias actividades en el patio central del campus universitario. Con el objetivo de recaudar fondos, se han instalado varias mesas para disponer un desayuno solidario. Cada año, este colectivo organiza alguna iniciativa con fines benéficos, se ha escogido la idea del desayuno “porque llama más a la gente y suele haber más participación que con otras cosas”, ha explicado Ramsés Azumik, secretario de la Asociación de Estudiantes de Educación Social.
La principal reivindicación de estos jóvenes es el reconocimiento de la profesión de educador social equiparable a cualquier otra determinante en la cohesión de la sociedad. “Un maestro y un educador social son profesiones distintas, mientras el maestro transmite conocimientos establecidos y fijos en el aula, nuestro papel actúa en determinados problemas de crisis o de controversia que afectan a colectivos de especial riesgo” posibilitando la convivencia, ha indicado Azumik.
Sobre la reciente polémica de la adjudicación indistinta de plazas de la Ciudad entre profesores y educadores sociales, la Asociación se pronunció señalando que las funciones que desempeñaba su materia eran únicas y que “todo aquel que no estuviera formado para ello” estaría fomentando el “intrusismo laboral”.
Varios miembros de la Asociación de Estudiantes de Educación Social han leído un manifiesto para conmemorar la festividad y reivindicar el papel profesional de los educadores sociales, pieza clave en el desarrollo de la sociedad. El discurso se ha traducido simultáneamente en francés por otra de las estudiantes ya que a la cita han acudido un grupo de usuarios del CETI.
“A pesar de sus casi 30 años de historia y surgir como respuesta a las necesidades concretas de la sociedad, sigue sin ser una profesión plenamente reconocida ahondado voz a la ciudadanía y generando contextos de participación y diálogos reales que posibilitan entre otras cuestiones la convivencia. Sin un marco legislativo que respalde nuestra labor no habrá posibilidades de desarrollarla desde la plenitud profesional y social”, han defendido en su manifiesto.
Por dos euros, los interesados podían adquirir una bebida y una porción de la gran variedad de alimentos que se han ofrecido para desayunar: toritas, churros, fruta, tartas o bollería. Estudiantes, docentes e interesados han acudido al llamamiento para contribuir con la causa.