José Alonso regresó hace tres años a Estados Unidos tras una etapa en Ceuta para seguir ejerciendo su profesión como médico en las clínicas que gestiona en Florida y República Dominicana. Hace dos semanas envió a su familia, que sigue en la ciudad autónoma, un paquete con varios regalos. “Son cuatro juguetes, unos zapatos infantiles y dos pijamas, no veinte relojes de lujo”, explicó este lunes desde el otro lado del Atlántico a este periódico. El calvario que habitualmente sufre cualquier ceutí para recibir cualquier pedido o un envío de allegados sin valor comercial ni interés económico se ha multiplicado en su caso exponencialmente. “El paquete tardó dos días en llegar a Madrid, pero ahora lleva más de una semana bloqueado”, añade. El retraso es, casi, lo de menos, pues lo que más ha sublevado al remitente es la “doble imposición” que las autoridades españolas quieren facturarle. “Pretenden que por la entrada en el territorio de la Unión Aduanera europea pague un 20% del valor de los regalos de arbitrios, un
21% de IVA y los despachos aduaneros, pero cuando el paquete llegue al control de Ceuta tendré que hacer frente también a los costes locales en forma de DUA e IPSI... No tiene ningún sentido porque el paquete está en tránsito hacia Ceuta, que sólo parece estar fuera de
la Unión Aduanera para lo que interesa”, criticó Alonso. A su juicio “es como si el paquete pasase por varios países de
Europa y todos pretendiesen ir cobrando sus tasas aduaneras hasta el destino final con la única respuesta de que, cuando el envío haya llegado, tramite una devolución que no sé ni cuánto tiempo ni burocracia va a exigir”. Para Alonso lo “importante” del caso no es tanto su experiencia personal, por desagradable que sea, sino el “ejemplo” que revela de “la inaceptable doble imposición y la multitud de trabas a las que tendría que enfrentarse cualquier comerciante que, desde Ceuta, desee disponer de productos de fuera de la Unión Aduanera que pasen previamente por ella en tránsito”.