Sentado en el banquillo, acusado en Ceuta de cometer un delito sobre la ordenación del territorio y el urbanismo que conlleva pena de prisión. Esta historia que en un principio parecía llamada a terminar en condena dio un giro radical finalizando con un fallo absolutorio.
Sucedió este martes en el Juzgado de lo Penal número 1 y los hechos se remontan a cuando el llamado M.Ll.M. recibió, en octubre de 2020, la visita de unos policías locales en su vivienda de Finca Guillén.
Allí, los agentes comprobaron que había realizado obras consistentes en la construcción de más plantas con sus correspondientes cerramientos, tabiques y alicatados. Unas obras aún en proceso y no legalizables.
La Fiscalía, en su escrito de calificación inicial llevado a juicio, recogía que dichas obras se habían ejecutado sobre suelo catalogado de zona verde, de conformidad con lo establecido en el PGOU, considerando por tanto que se estaba ante la comisión de un delito sobre la ordenación del territorio y el urbanismo y usurpación de bien inmueble.
Así, además de pena de prisión, solicitaba la imposición de multas y la obligación de demolición de la vivienda.
Lo que no aparece en el auto
¿Cómo se terminó pasando de una exposición de hechos de este calado a una sentencia absolutoria? La clave radica, precisamente, en una de las cuestiones planteadas por la defensa, ejercida por el abogado Javier Izquierdo, tras advertir que los hechos, tal y como venían narrados en el auto de procedimiento abreviado, eran atípicos al no encajar en ningún delito.
Ese auto no fue recurrido y en el mismo se recoge únicamente que el acusado había hecho una obra no legalizable, una obra mayor sin licencia administrativa, sin aludir a la naturaleza del suelo donde se habría ejecutado dicha actuación.
Solo se puede enjuiciar la relación de hechos que figuran en ese auto debiendo ceñirse el juicio y por tanto la acusación que se formule a unos hechos reducidos a la construcción de una obra sin licencia, delimitándose los hechos a una vista por actuación ilegal.
El acusado, que respondió solo a preguntas de su abogado, reconoció que había realizado una obra sin licencia, dictándose sentencia absolutoria al no quedar probado en ningún momento la existencia de unos hechos que integraran el delito que había llevado a este vecino de Ceuta a sentarse en el banquillo.