De una buena inspección dependerá el que se puedan acortar la ristra de incumplimientos que puedan estar llevándose a cabo. ¿Cómo puede garantizar el ciudadano que el restaurante o la cafetería en donde se toma un café cumple las normas sanitarias?, ¿cómo protegerse de los productos que puede adquirir en un establecimiento pensando que se está cumpliendo con todas las normas cuando no es así? Precisamente para intentar dotar de mayor control y a su vez dar protección al ciudadano, trabaja el GOA. Este grupo ha llevado a cabo 35 inspecciones en distintos establecimientos en lo que va de año. Algunas han sido motu propio, porque los agentes tuvieron información de que en determinado establecimiento hostelero no se cumplían con las normas sanitarias básicas. En otras ocasiones han intervenido acompañando a los inspectores de Sanidad. Junto a ellos han procedido a la clausura de11 establecimientos, a los que se les obligó a adoptar una serie de medidas para poder abrir, levantándose dicho decreto de cierre.
Se trata de lugares en los que, tras la inspección oportuna, no se podía permitir que siguieran abiertos si no hacían cambios. Cafeterías, tascas o carromatos que han pasado por un filtro necesario para garantizar la salud pública.
En esa inspección se analiza además el cumplimiento de las ordenanzas (por ejemplo si se tiene licencia de apertura) o el estado de las máquinas, como la de tabaco. Así, varios de los establecimientos analizados han tenido que adoptar cambios para cumplir con la normativa. De igual manera se ha hecho sobre establecimientos dedicados a la venta al público. Tras las inspecciones, se ha intervenido en puntos donde lo vendido no cumplía con la normativa.
Control sobre locales abiertos al público y control sobre lo que no vemos.
Las investigaciones llevadas a cabo por el GOA dan pie a expedientes que llegan directamente a la Consejería de Gobernación para que se actúe en consecuencia. Por ejemplo, con las viviendas ilegales o, con la misma gravedad, en los empadronamientos ficticios o los llamados ‘pisos patera’.
La Ciudad ha desempadronado a centenares de personas desde el inicio de esta ‘batalla’ contra la ilegalidad, iniciada en colaboración con la Delegación del Gobierno. Los agentes de la Policía Local se han topado con viviendas en las que residía una sola persona en donde había hasta 18 empadronadas. O más curioso aún: con individuos que figuraban empadronados en una casa que no era más que escombros o se trataba del esqueleto de una vivienda a medio construir. Sobre todos ellos se ha actuado, informando sobre la necesidad de darles de baja, trámite que se ha ejecutado tras su publicación en el BOCCE.
¿Y ‘pisos patera’? Eso es más complicado. Hasta el momento no se ha podido judicializar caso alguno, puesto que resulta complicado demostrar que la persona en donde estaba censada un individuo de manera irregular había pagado por ello. Ante el juez hace falta presentar la declaración del sujeto que pagó porque le permitieran usar esa casa para fingir un domicilio en Ceuta y además tener pruebas, para vencer el típico ‘tú palabra contra la mía’. Se trata de viviendas en donde las altas y las bajas se multiplican, es decir, son casas que tienen un historial demasiado llamativo sobre personas que figuran como residentes o las que dejan de serlo. Cuando se comprueba quién vive allí, resulta que lo hace un individuo o una familia. El desempadronamiento es la única vía para ponerle el punto y final.