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Hemos de ser conscientes de que lo mejor que poseemos está en nuestro interior y son esos valores y principios con los que hemos sido educados
Ese sería el lema para mi Diwali personal, que llega en un mes de Octubre de 2017, y según nuestro calendario fijado por la coronación del rey Vikram, hay que añadir 57 años más, con lo que entramos en el año 2074.
El festival de las luces, una celebración de colores, luces, alegría y sobre todo mucha esperanza; porque celebramos el regreso del rey Rama, que nos daba las pautas para ser un buen hijo (cumpliendo la promesa de su padre y aceptar un exilio de 14 años en el bosque), ser un buen esposo (por salvar a su esposa Sita, del secuestro a que fue sometida por el rey Ravana), de ser un buen rey honesto, honrado para todos sus súbditos, y por ello fue tan bien recibido con el camino señalado por una hilera de pequeñas lamparillas de aceite y que dan nombre a esta fiesta (Deepa- lamparillas de aceite y wali que significa hilera).
Esta es la historia que recordamos en estos días de celebración, pero pasan los años y las celebraciones no solo se quedan en cumplir los rituales y ceremonias que nos enseñaron nuestros mayores, sobre todo entraña nostalgia y recuerdo por los que no están; el compromiso de mantener la ilusión para los más pequeños y de comenzar una nueva etapa; así como se empiezan los libros de contabilidad con un nuevo asiento sin que nada tenga que ver con el “suma y sigue” que llevamos arrastrando.
Es fundamental ilusionarse con el comienzo; con esa limpieza y renovación de energías que hemos llevado a cabo en nuestros hogares en estos días; pues esto nos ayuda a desprendernos de cosas y desapegarnos de aquello que fue útil y ha cumplido su cometido, y sobre todo, de agradecer por lo que tenemos. Hemos de ser conscientes de que lo mejor que poseemos está en nuestro interior y son esos valores y principios con los que hemos sido educados; eso que no puede arrasar un fuego o derribar un huracán. No podemos dejarnos vencer por el mal, la ignorancia y la oscuridad, y por ello iluminamos no sólo nuestros hogares sino lo más importante; nuestros corazones. Ni siquiera la diosa Laxmi puede resistirse a no entrar en un lugar así, pero para ello hay que hacer una introspección a conciencia y a la vez que hacemos concienzudamente la limpieza y el adorno de nuestras casas, también hemos de limpiar la recámara de nuestro corazón de todos los sentimientos negativos que nos rodean como el rencor, odio, venganza, etc. Y dejar solo que imperen los valores de bondad, contento, honestidad, tolerancia... (aquellos que nos enseñaba el dios Rama).
Así es como se puede entender el Diwali, ese inicio de una nueva etapa en el camino de nuestras vidas, ligero de equipaje pero cargado de buenos sentimientos.
Shub Diwali
Feliz Diwali