A lo largo de unos años, no puedo recordar exactamente cuántos, (porque han sido muchos), han entrado en mi casa unas personas, que, ahora que lo pienso solamente conocía de ellas, sus nombres: Mari Carmen, Luz, Eva, Mari Ángeles…… y perdonadme las que ahora no recuerdo, porque han sido bastantes.
Ahora que mis tías Mercedes y Encarnita González Carrasco no están con nosotros, quiero daros las GRACIAS. Si, GRACIAS con mayúsculas a todas esas mujeres que habéis venido a cuidarlas, asearlas, hacerles de reír e incluso a regañarles en esos momentos del día en el que la familia hemos estado trabajando y que debido a la falta de tiempo no podíamos cuidar de nuestros mayores.
GRACIAS, por dejar vuestros problemas en la puerta de la calle
GRACIAS, por el respeto con el que cada día llegabais.
GRACIAS, por los mimos.
GRACIAS, por vuestra sonrisa
GRACIAS, por las caricias
GRACIAS, por las palabras de aliento
GRACIAS, por la dulzura con la que las aseabais intentando que sus cuerpos enfermos y cansados por el paso del tiempo, parecieran los de un lindo bebé.
GRACIAS, porque cuando estábamos ausentes os preocupabais de dejarnos una nota para paliar los daños que la vejez ha producido en sus débiles cuerpos.
GRACIAS, por darnos consejos para mejorar el día a día.
GRACIAS, por estar ahí siempre laborables y festivos
GRACIAS, por vuestro ratito de conversación
GRACIAS, por aguantarles sus impertinencias y malos tratos que siempre paliáis con un “no importa” es mayor y no tiene bien su cabeza.
GRACIAS, por el trabajo que realizáis con tanto empeño
GRACIAS, por quererles y llorarles en sus últimos momento
En nombre de mis tías Mercedes y Encarnita, en el de mi familia y en el mío propio. MUCHAS GRACIAS POR ESTAR AHÍ