Estar en contacto para mejorar la atención a la sociedad ceutí. Futuros educadores sociales han conocido de cerca la organización y la labor de la Policía local en el seminario formativo en el Campus universitario de Ceuta 'Trabajo en Red, la importancia de conocer y coordinar recursos para la mejora de nuestra sociedad'.
Dos inspectores, José Cabanillas y Manuel Benítez, han tenido contacto directo con los estudiantes de prácticas del grado de Educación social para darles a conocer el funcionamiento del organigrama del cuerpo y para resolver sus dudas.
Un debate entre dos sectores que trabajan codo a codo en las barriadas y oficinas para atender las necesidades sociales de la ciudadanía, como, por ejemplo, la asistencia a víctimas de violencia de género, la detección de casos de soledad no deseada o la labor con menores.
La creación de un comité multidisciplinar entre educadores y agentes ha sido el tema central de esta actividad. Estudiantes, profesionales y policías han estado de acuerdo en la necesidad de impulsar una entidad de estas características a favor de desempeñar sus responsabilidades de forma más efectiva.
Los inspectores han considerado que, para materializar esta idea, deben contar con el apoyo de las instituciones.
Cabanillas y Benítez, de hecho, han mencionado la existencia de un convenio entre la Ciudad y el Colegio de Psicólogos para que estos intervengan en casos excepcionales como catástrofes. Lo han expuesto como un ejemplo que también podría aplicarse a estos profesionales.
Menores, el área de mayor trabajo
Los agentes han expuesto que el grupo de la Policía Local a cargo de menores es donde más se requiere a los educadores sociales. "La situación geográfica hace que este tema sea un punto importante donde deben implicarse los servicios sociales", han explicado.
Esta labor, tal y como han señalado, cobra más importancia al tener en cuenta que estos jóvenes "están en una etapa donde se socializa a la persona" y que, ante todo, por norma, prevalece su protección.
Este grupo reúne a menores oriundos, arraigados a la ciudad o que llegan desde Marruecos “en situaciones brutales que no os podéis imaginar”, han manifestado. A su vez, ambos han querido dejar en claro que la recogida de menores en la calle no es porque quieran "retirarlos", más bien es para “protegerlos, explorarlos médicamente o darle zapatos”, han indicado.
"El menor no quiere, su proyecto es migratorio, la ciudad es de paso. Son reticentes, escapan, corren", han detallado. "Ayer por la mañana un menor de Engloba estaba durmiendo en un vehículo en el puerto. Hay que trabajar más con las asociaciones", ha destacado.
Hay casos de éxito. Jóvenes que finalmente han construido una vida en la ciudad. Durante este camino, en las intervenciones de policías, tratan de inculcarle valores, tal y como han trasladado. Achacan esta "reticencia y desconfianza" a los cuerpos de seguridad por experiencias propias en sus países de origen. Entran también en juego los educadores sociales, que enseñan a "conocer y saber".
A su vez, los inspectores han recordado que realizan acciones ciudadanas para mediar o ayudar a vecinos, así como la detección de necesidades o entrevistas con presidentes de entidades vecinales.
Violencia de género
La Policía Local lleva el caso de 150 víctimas de violencia de género en los dos niveles iniciales. Se trata de mujeres que están en fase de ‘no apreciado’ y riesgo 'bajo'. Se observa para encontrar casos, vigilar a afectadas, entre otras funciones.
"Son las que menos protección tienen, aunque tengamos contactos y las asesoramos. Son 150 víctimas en la actualidad para 4 funcionarios”, han explicado. Es una media de 38 atendidas por cada empleado.
Trabajan en red con la Policía Nacional, con la UFAM, que lleva estas cuestiones, así como con servicios sociales, el centro asesor de la mujer y más entidades relacionadas.
Asimismo, tienen que estar en contacto con unidades de los cuerpos de seguridad de distintos puntos de España. Ello se debe a que, si una de estas personas viaja a otro lugar, debe contar con el respaldo de un agente para prevenir cualquier situación no deseada.
A ello se suma el llamado 'Protocolo 0'. Este permite que los agentes puedan entrar a la acción, aunque la víctima se niegue a denunciar siempre y cuando haya indicios claros de que se trata de una situación de violencia de género. Un ejemplo se dio ante una llamada por una agresión a una mujer en una vivienda. Al inspeccionar el estado de la estancia, con cortinas rotas y otros objetos, así como el estado de dos menores, pudieron intermediar.
A su vez, han manifestado que "algo no está funcionando en nuestra sociedad" ya que esta lacra social "se persigue y los casos van a más".
Hándicap en la asignación de puestos
Los dos agentes han señalado que es necesario que las personas formadas que entrar al cuerpo sean asignadas a sus puestos en función de sus conocimientos específicos. “Esto no suele ocurrir”, han comentado.
"Es un hándicap”, han expresado. "Tenemos gente que sería muy válida para nuestras unidades, pero están en otras", han detallado. La forma de proceder es la raíz de este asunto, según indican. Se cubren las vacantes que están disponibles sin atender este aspecto.
La charla y el debate han finalizado con buenas sensaciones. Un seminario para aprender, que tiende un puente entre educadores y policías locales.