El día en que al presidente de la Ciudad se le ocurra abordar de manera valiente todo aquello relacionado con las comunidades islámicas, sus enfrentamientos y sus acusaciones, habremos dado un paso importante. De momento no lo hace y opta por extrapolar al ámbito de la religión lo que lleva toda la vida practicando en política: estar a bien con todos. Y eso, en estos tiempos, es difícil. Como si estuviéramos en un circo, don Juan y toda su comitiva se pasea en el mes sagrado por los distintos templos quedando bien con UCIDCE y con la FEERI. Hoy se fotografía con Maateis, hace dos días con Luna Blanca, Mezquini y compañía... para fechas atrás pasear a sus pupilos y pupilas colegas de gobierno por las mezquitas: con velo, sin velo, con pantalones, con minifalda... ¿Y mañana qué? Pues acudirá, como ya ha anunciado, a las dos Musal-la. ¿Se podrá caer en mayor hipocresía política?
Igual los asesores de don Juan no le han explicado eso del significado del rezo único, o quizá el presi no lo quiera entender y opte por ratificar, institucionalmente, esa brecha que durante años viene marcando el mundo musulmán. ¿Cómo?, asistiendo a los dos rezos como si esto fuera una jornada de Semana Santa en la que el mandamás decide ‘ir de pasos’ comiéndose unas palomitas: ahora a una explanada, ahora a otra, me tomo unas pastas y un te y ya hemos cumplido.
A los políticos les gusta este juego, les gusta contentar a todos los bandos sin reparar en lo peligroso de sus actuaciones, porque, sencillamente, sus miras están puestas en otros menesteres. Van, vienen, prometen subvenciones a todos para tenerlos sonrientes y ofrecen los discursos de rigor en los que mezclan electoralismo y palmaditas en la espalda. Por supuesto huyen de todo lo que tenga que ver con problemas, con denuncias, con críticas de injerencias marroquíes en los templos y más asuntos de gravedad. Lo hace don Juan y lo hace su compinche en estas composturas: el de los Reyes. ¿Acaso ustedes creen que el delegado del Gobierno le preguntó a Laarbi Maateis, ayer presente en el acto organizado por la FPAV, por las denuncias efectuadas sobre control marroquí, españolismos trasnochados y presión del vecino país? Pues seguro que no, porque al delegado del Gobierno no le gusta aquello que suene a problemas y aunque éste le hable de radicalismos o de promarroquíes, lo que hará don José es mirar al infinito huyendo de las calenturas del Maateis como huye de las quemas de coches o de los tiroteos sin resolver a pesar de que ‘más pronto que tarde caerán los culpables’... ¿no es esta la gilipollez que suelta el delegado para calmar a las masas?
Se avecina una Musal-la dividida, con las principales mezquitas molestas, marcada por críticas graves y con unos dirigentes políticos que nada quieren saber de lo que es su purita competencia pensando que aquí todo es carnaval.