“Dame todo o te mato”. Así, con la más absoluta sangre fría, uno de los tres detenidos por la UDEV de la Policía Nacional forzaba a un joven marroquí a entregarle todo lo que portaba. A su lado, otros dos compinches le ayudaban. Ahora los tres están ya entre rejas, en la prisión de Ceuta, por robo con violencia a la espera de juicio. Uno de ellos, además, es reincidente.
El suceso, que fue adelantado por El Faro y del que ahora se conoce esta resolución judicial, evidencia hasta dónde llega la brutalidad de unos delincuentes para dar confianza a su víctima y después robarle.
Es lo que, según se recoge en el atestado policial, hicieron estos tres individuos. Dieron confianza a un marroquí de 37 años con el que cruzaron la frontera del Tarajal para, después, robarle cerca del primer puente fronterizo.
Así lo engañaron
La víctima coincidió en el control documental con estos tres vecinos de Ceuta a los que no conocía de nada.
Tras entablar conversación con ellos, le ayudaron a entenderse con un policía nacional de la frontera en el momento de acreditar los medios económicos que son preceptivos de acuerdo a la Ley de Extranjería y los requisitos para poder acceder a Ceuta.
En el fondo los implicados le estaban tendiendo una trampa simulando una cortesía ejerciendo de traductores ocasionales. Así fueron testigos de cómo quien iba a ser su víctima acreditaba ante la Policía la cantidad económica en metálico que llevaba.
Una vez cruzaron la frontera, los ya presos preventivos se ofrecieron a acompañarle accediendo incluso a llevarlo en su coche.
El momento del robo y la súplica de la víctima
Cerca del puente de la frontera fue donde se consumó el atraco: uno lo cogió del cuello fuertemente con el brazo izquierdo para inmovilizarle, poniéndole un cuchillo en el rostro mientras le advertía: "Dame todo o te mato".
Bloqueado e inmovilizado, otro le sujetó de su mano derecha y le sustrajo de un fuerte tirón un reloj, un teléfono, dinero y una tarjeta bancaria.
La víctima les suplicó que no le quitaran todos los efectos y que le dejaran algo de dinero, ya que se quedaba desamparado para volver a Marruecos.
Lejos de atender su solicitud, los tres detenidos se volvieron aún más violentos, arrojando numerosas piedras contra el dicente, por lo que tuvo que abandonar el lugar dirección regreso a frontera mientras los atracadores huían hacia el Príncipe Felipe.