La publicación bimensual ‘TRANCES: Transmisión del Conocimiento Educativo y de la Salud’, editada por la asociación de profesionales de la educación y la salud FEAFYS,ha publicado en su último número un estudio titulado ‘Competencia social en adolescentes de primaria y secundaria en el contexto multicultural y transfronterizo de Ceuta’ que constata que el nivel de desarrollo de la competencia social en adolescentes matriculados en sexto curso de Primaria y los dos primeros cursos de Secundaria es distinto en función de su comunidad cultural y su sexo. El trabajo pretendía “analizar el nivel de habilidad social que manifiesta el alumnado adolescente en el último curso de Primaria y en los dos primeros cursos de Secundaria teniendo en cuenta la transición de una etapa educativa a otra”.
Su conclusión “principal” apunta que “el alumnado estudiado cuenta con un nivel medio-alto de habilidades sociales de aserción, empatía y relación interpersonal y con el entorno”. Pero con matices.
El que muestra valores medios superiores de habilidades sociales es el masculino. En función de su cultura, el musulmán “destaca en habilidades relacionadas con la autoexpresión, expresión de enfado y negación”, mientras que la población cristiana “cuenta con un mayor nivel en las habilidades de defensa de derechos, solicitar servicios o ayuda y las relaciones con el sexo opuesto”.
Según los autores del trabajo, Lionel Sánchez y Sergio Escalante, de la UGR, la muestra de su estudio estuvo formada por un total de 80 estudiantes de 6º de Primaria, 1º y 2º de ESO matriculados en un centro concertado la ciudad autónoma “situado en un barrio de nivel socioeconómico medio-bajo” con una edad media de 12,61 años, un 52,5% de varones y el resto, femenino.
“Los chicos cuentan con mayor nivel de competencia social que las chicas, salvo en las habilidades relacionadas con la expresión del enfado”, estiman los investigadores a la luz de los resultados obtenidos, de los que concluyen que “se establece una correlación negativa entre el género y la expresión de enfado, donde la diferencia de medias se inclinaba a favor del género femenino”.
“Estos resultados”, razonan, “refuerzan a la tendencia agresiva del alumnado masculino, denotando una mayor aserción de la población femenina”.
En cuanto al curso, los resultados revelan que “hay una aumento paulatino en el nivel de competencia social del alumnado, por lo que cuanto más avanzado se está en el sistema educativo, mayor nivel de habilidades sociales, es decir, mayor desarrollo de la competencia social”.
En lo que respecta a la religión, la predominante en la muestra seleccionada fue la musulmana, contando esta “con valores medios superiores en habilidades sociales relacionadas con la autoexpresión de sentimientos y necesidades, la expresión del enfado y la capacidad de negarse o cortar interacciones no deseadas”.
Por otro lado, la cristiana cuenta con valores medios más altos “en las habilidades sociales relacionadas con la defensa de los derechos propios, con solicitud de peticiones y con las relaciones positivas con el género opuesto”.
“Se establece un aumento progresivo en el desarrollo de las habilidades en función de la edad del alumnado, por lo que, según se va avanzando cronológicamente y en las etapas educativas, se experimenta un creciente desarrollo de la competencia social del alumnado”, concluye el trabajo.
En el aspecto religioso, la cristiana “cuenta con más habilidades sociales relacionadas con la asertividad (defensa de derechos propios, hacer peticiones de manera asertiva y relaciones positivas con el sexo opuesto)”, mientras que la población musulmana tiene más desarrolladas “las habilidades sociales relacionadas con la autoexpresión de sentimientos y necesidades, la manifestación de sentimientos de enfado y la capacidad de negación asertiva y cortar interacciones”.
Los autores del trabajo consideran que su estudio “abre la posibilidad de ampliar la muestra y relacionarla con otro tipo de variables como la inteligencia emocional, la motivación, la autoestima y el autoconcepto del alumnado, así como la posibilidad de establecer una comparativa entre el alumnado de centros concertados y públicos”.
La recogida de datos del estudio de Escalante y Sánchez se desarrolló durante el mes de enero del año pasado en tres grupos de escolares. Tras la información al centro de la realización del estudio y su conformidad con el mismo se procedió a través de los tutores a solicitar el consentimiento informado de los tutores legales del alumnado mediante un modelo de autorización para tal fin. Durante la investigación se garantizó el anonimato de los participantes, encontrándose presentes los encuestadores durante la recogida de datos con el fin de aclarar cualquier cuestión. La religión musulmana cuenta con valores medios superiores “en la dimensión autoexpresión, en expresar enfado y en decir no”, mientras que en el resto la cristiana “es la que cuenta con valores medios superiores”, según las conclusiones de la investigación realizada.
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