Hace mucho que no escucho hablar de la tan discutida educación para la ciudadanía. Una asignatura que tenía como objetivo favorecer el desarrollo de personas libres a través de la libertad, responsabilidad y solidaridad entre otros. Entiendo que trataba de recuperar valores que vamos dejando en el camino, porque estamos más preocupados de un amigo que vive a miles de kilómetros y no conocemos que de nuestros vecinos más cercanos.
La sociedad ha cambiado mucho, eso decimos los que hemos vivido algunas décadas. Después comenzamos a charlar si para mejor o para peor. Lo cierto es que hay costumbres y reglas sociales que lamentablemente hemos dejado en el camino.
Recuerdo que cuando mi madre me llevaba al médico se dirigía al doctor con el Don delante. Era una muestra de consideración y respeto. Esto mismo ocurría con los antiguos practicantes, lo que viene a ser hoy un enfermero. Ahora ejercer la medicina es casi una profesión de riesgo, porque todos los días aparece un energúmeno con la intención de agredir a un sanitario con la excusa de no haberlo atendido bien.
La palabra de un profesor iba a misa y la frasecita célebre del profesor “mañana que venga tu madre” te sonaba a suela de alpargata, porque sabía que no te librabas del zapatillazo. Los padres no cuestionaban la palabra ni la autoridad del profesor. Unas décadas después los niños no mienten, mi niño no miente, el profesor la ha tomado con él. En eso sí hemos cambiado los niños, antes mentíamos, la liábamos en clase si teníamos la oportunidad y cuando nos pillaban éramos nosotros. Ahora no, porque mi niño no miente, lo sabré yo.
"Tenemos más cultura, más títulos colgados en la pared, pero menos educación, sobre todo con padres y madres como estos"
Recuerdo que cuando una anciana o una embarazada entraba en el autobús se levantaban los hombres y mujeres para cederle el asiento. Era una regla no escrita, otra costumbre que hemos dejado en el camino.
Las calles estaban llenas de niños jugando al fútbol, al pilla pilla o cualquier otro juego. En el mejor momento una vecina te llamaba y te mandaba a hacer un recado. Sin duda ibas corriendo, porque decirle a la vecina que no era impensable y tus padres lo veían como una falta de respeto.
Mucho han cambiado las cosas. Ahora tenemos más cultura, pero también menos educación. Eso pensé cuando escuché al conserje de una urbanización llamar la atención a un niño por tirar unos papeles al suelo. El niño respondió que para eso te pagan “para recoger los papeles”. Detrás iba la madre, el trabajador comentó la ocurrencia del angelito; respondiendo la educada señora, no ha dicho nada que no sea verdad.
Por eso decía, que tenemos más cultura, más títulos colgados en la pared, pero menos educación, sobre todo con padres y madres como estos.