27 metros cuadrados para 4 personas adultas. Esta es la situación que Mª Teresa Pérez denuncia en Ceuta sobre las condiciones en las que vive su familia desde que se les asignó una vivienda social tras ser desahuciados el mes pasado. “Nos han dejado a un lado, solo quiero una vivienda digna para mis hijos”, expresa la afectada.
La familia fue desahuciada el pasado 29 de mayo. Por la urgencia de la situación, Mª Teresa acababa de recibir un trasplante de médula y su marido recibe una prestación por desempleo, fueron reubicados el 6 de junio en un piso de la calle González Besada. Los cuatro integrantes de la familia, una adolescente de 17 años, un joven de 19 y el matrimonio, comparten el reducido espacio compuesto por una habitación, un baño y un salón que hace a su vez de cocina, dormitorio y sala de estar.
La salud de Mª Teresa es uno de los factores de su requerimiento. “Por mi enfermedad no debo realizar esfuerzos, respirar aire de calidad y tener una vida lo más tranquila posible”, añade. Esta condición le impide trabajar y actualmente recibe una prestación que apenas supera los trescientos euros. “Esta situación es insufrible, estoy agotada”, lamenta la ceutí. Además ha añadido que la localización de la vivienda se encuentra junto a unas obras que además de resultar molestas, impiden que la señal telefónica y de televisión funcionen correctamente.
Por su parte, desde la administración local indican que sí se les dio una solución muy rápida, acorde a las posibilidades y recursos disponibles. La familia es usuaria del Programa de alojamiento alternativo que facilita a personas con pocos recursos económicos el acceso a una vivienda. Este proyecto tiene una duración de cinco años, plazo que se concede para que los beneficiarios traten de mejorar su situación económica y de esta manera no necesitar la subvención.
Hay más de 400 familias ceutíes que se benefician de ayudas relacionadas con el alojamiento y el gasto para este fin supera el millón de euros al año. “Esta familia agotó el tiempo de la prestación, se les dio una alternativa lo más rápido posible para que no se quedaran en la calle”, expresan desde la Administración pública ceutí. “No podemos volver a incluirlos en el programa porque ya lo han disfrutado, pero tienen acceso a otras ayudas”, agregan.
El de Mª Teresa, su marido e hijos no es un caso aislado, hay muchas personas que ven agotadas las salidas para lograr salir adelante. El objeto de los apoyos económicos, tanto del gobierno como de otras asociaciones de carácter social, es el de ofrecer tiempo. Ya sea para poder encontrar un trabajo, subsistir en épocas con dificultades personales y contribuir con aquellos que padecen algún problema de salud que les impide moverse o realizar un trabajo.
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