Este fin de semana se ha colado entre cientos de noticias el hallazgo de casi una decena de cadáveres de inmigrantes y la desaparición de otros tantos. Algunos medios de comunicación ni siquiera han dado espacio a esta tragedia en el mar, otros la han incluido como cola de noticias. Nadie, absolutamente nadie, se ha preocupado de personalizar lo ocurrido, en saber algo de esos muertos, en intentar humanizar lo que hemos reducido a números. Algunos lo hacen por vagancia, otros por puro desinterés. Nos estremece la muerte de algún famoso pero no que en horas se sumen más pérdidas en el mar.
En esto de la inmigración a base de machacarnos nos han hecho duros. Ese discurso de la invasión cala, eso del vienen a por nosotros alcanza y así nos hace duros ante muertes de madres con hijos o de familias enteras.
A los medios les llama más la atención la llegada de un gato en una patera de argelinos que las muertes de personas, obviadas, anuladas, apartadas. Les hemos arrebatado hasta su derecho a existir. Si no se documenta su muerte pasa eso, que no existen.
Es triste pero es el futuro. Somos duros como personas y eso se refleja en las noticias, en el despreciable uso de los datos y estadísticas hasta el punto de evitar la gran tragedia humanitaria que supone huir en patera para encontrar la muerte.
En Ceuta ha pasado. Hemos tenido un verano de tragedia tras tragedia, de desaparecidos, y a muy pocos les ha interesado saber algo más, empatizar, escuchar y compartir el dolor.
Es un auténtico drama equiparable a los desgraciados que intentaban escapar del telón de acero y caían abatidos por las balas. En ambos casos existe una perspectiva común, huir de una calidad de vida deficiente buscando un futuro mejor.
Y respecto a que se nos ha vuelto dura la piel y estas noticias pasan casi desapercibidas, me gustaría poner el foco en los países de origen, ya que demuestran con su actitud que les importa un pimiento que todas las semanas mueran sus habitantes de esta manera tan terrible y triste.
A esos mandatarios que desprecian la vida de sus súbditos habría que buscar la fórmula de ver cómo pedirles responsabilidad desde algún tribunal internacional. Mientras tanto, mientras estén impunes, seguirán tal cual lo hacen ahora.