Cuando nos enfrentamos a tantos casos de maltrato animal, no se sabe si es que se está más expuesto de lo normal al tema en cuestión -por aquello que llaman ‘proximidad psicológica’- , o es que realmente se están produciendo tantos casos de crueldad que vienen a pagar los más indefensos, seguramente por la escasa o mala educación que han recibido unos pocos. Y Ceuta no es ajeno a ello.
Y es preocupante, sobre todo cuando esa violencia injustificada e inusitada viene de los más pequeños. Algo estaremos haciendo mal cuando desde la más ¿tierna? infancia apuntan este tipo de comportamientos que, no olvidemos, están penalizados por la ley contra el maltrato animal; o es que el sistema educativo o los valores que se dan en casa y que acompañarán a los más pequeños hasta su madurez son erróneos; o es que esta sociedad en su conjunto está muy enferma.
Es muy comprensible - y hasta respetable- que no a todas las personas les gusten los animales, ya sean gatos, perros, pájaros, tigres o conejos... pero dañar voluntariamente y con tanta animosidad y falta de empatía a estos seres vivos es digno de estudio por la gravedad que ello conlleva.
Hace solo unos días, las redes sociales apuntaban un nuevo caso de violencia contra los animales. Afortunadamente, Muñeca, que es como ha llamado su rescatadora a esta preciosa gatita de apenas 6 semanas de vida, fue salvada de un apedreamiento -parece ser que es la forma que tienen algunos de mostrar su actitud ante los animales- en una conocida barriada de la ciudad. La llevaron a otra zona, bien alejada de su calvario, pero la gata mostraba una cojera que ya hacía presagiar la magnitud del daño del que había sido objeto. Fue llevada a un servicio veterinario, donde se le diagnosticó una fractura de la tibia derecha, dolencia de la que fue operada, colocándole, tan pequeña, un aguja para poder facilitar la soldadura del hueso roto a causa de las múltiples pedradas que recibió.
Muñeca, sin embargo, se muestra constantemente agradecida. Estas imágenes de su rescate y cuando ya fue atendida, dan cuenta de la preciosa gata que es, tanto por fuera como por dentro. Y su rescatista no podía haber dado mejores noticias cuando ha comunicado que tiene casa de acogida con futura posible adopción.
Ella, tan pequeña, no se merecía este sufrimiento ni trato por parte de los seres humanos. Afortunadamente también se ha encontrado a ángeles en su camino, no solo a demonios. Lamentablemente no siempre sucede. Hechos así, solo nos pueden invitar a la reflexión como sociedad y como personas.
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