El Ministerio Fiscal solicita una pena de 25 años de prisión para el llamado Enrique L.A., el joven detenido en Ceuta en el marco de la investigación desarrollada por la UDYCO de la Policía Nacional para esclarecer el crimen de Mohamed Alí.
De los tres arrestados -dos de ellos eran menores en el momento del suceso- es el único que queda por juzgar y al ser mayor de edad cuando ocurrió el crimen se verá sometido a un Tribunal del Jurado en base al delito con el que se le relaciona: asesinato.
El Ministerio Público considera que el acusado debe responder como autor de asesinato con alevosía por lo que reclama además de la pena de cárcel una indemnización de 245.481 euros en beneficio de la madre y hermanos de la víctima, cuyos restos fueron hallados hace un año en García Aldave.
A ojos de la Fiscalía, y así lo refleja en su calificación a cuyo contenido ha tenido acceso El Faro de Ceuta, el acusado actuó de común y previo acuerdo con los dos menores, Ahmed A.O. y Soraya M.B. que ya fueron condenados en sentencia firme a 8 y 6 años de internamiento respectivamente.
Los condenó primero el Juzgado de Menores de Ceuta, fallo que confirmaría la Audiencia de Cádiz.
Así, los tres recogieron a Mohamed Alí en las inmediaciones del IES Siete Colinas para mantener una conversación en torno a la posesión que la víctima tenía de un vídeo protagonizado por Ahmed A.O.
Ocupaban el coche de Enrique L.A., el mismo que intervino la UDYCO después en la considerada fase estelar de la operación que derivó no solo en el arresto de los implicados sino también en el decomiso de un bate de béisbol usado como arma homicida.
En el relato de hechos que en su calificación inicial considera probados el Ministerio Público, mantiene que en todo momento Enrique L.A. participaba de ese plan ejecutado finalmente para arrebatar la vida al joven Mohamed Alí.
Un plan que tuvo dos escenarios clave: uno en las cercanías del Monte de la Tortuga en donde la víctima recibió el primer golpe; otro, ya en García Aldave en donde fue abandonado tras precipitarse por un terraplén sufriendo más lesiones.
En todos esos espacios asociados al crimen la Policía Nacional situó a Enrique L.A., quien era por tanto consciente de la brutal agresión que estaba sufriendo Mohamed Alí al estar en todo momento junto a los otros dos detenidos ya condenados.
Para la Fiscalía el acusado es responsable en concepto de autor de un delito de asesinato con alevosía por el que pide que le sea impuesta una pena de 25 años de prisión, que es la máxima contemplada.
Será juzgado -aún no hay fecha- por un tribunal no profesional debido al propio delito del que se le acusa. Así, un Jurado será el que tenga que determinar el veredicto de culpabilidad o no culpabilidad en base a las pruebas que se lleven a juicio.
Entre ellas se han contemplado las testificales de los investigadores, los informes forenses y las propias declaraciones de los dos menores participantes en el crimen.
A todos ellos se les llamará a declarar y además se tendrá en cuenta las pruebas obtenidos así como los distintos informes que se realizaron sobre este asunto, con especial atención a los realizados por los forenses.
En el caso tanto de Enrique L.A. como de Soraya M.B., ambos ofrecieron confesiones espontáneas al ser detenidos por la Policía, una actitud que en cambio no mostró el considerado autor de los golpes que causaron la muerte de Mohamed Alí cuando solo tenía 17 años.
Un joven al que su madre no se cansó de buscar hasta que se constataron los peores presagios.
Fue precisamente el exceso de información, de datos contradictorios lo que llevó a entorpecer la labor de la Policía que manejaba varias hipótesis en torno a lo que había sucedido.
A ese exceso de información se sumaron los obstáculos y trabas hasta el punto de dar a entender que el joven se encontraba en la Península difundiendo vídeos antiguos como si fueran actuales.
Tal fue el caso que la Policía llegó a montar durante varias semanas un dispositivo para localizar al joven con agentes desplazados a puntos del sur como Estepona, Manilva, Málaga o Algeciras.
Todas esas gestiones fueron motivadas por una contaminación de datos que hizo que esa investigación llegara a un punto de bloqueo sin avances durante meses.
La detención de estas tres personas fue posible gracias también a las declaraciones de testigos no presenciales sino de referencia, al haber recibido datos sobre el crimen que trasladaron a la Policía.
Si clave fue eso también el hallazgo de los restos porque venía a sostener ya con datos objetivos esas manifestaciones.
Había que dar credibilidad a las declaraciones de dos autores confesos pero también a las de esos testigos, de ahí que localizar los restos del joven se antojaba un paso importante para la investigación policial y judicial.
Con la celebración de esta vista, para la que la Audiencia tendrá que señalar día, se cerrará el último de los episodios en torno a este suceso que causó una gran consternación social en Ceuta debido al seguimiento que se había dado a la búsqueda del joven, habiéndose organizado batidas por diferentes puntos de la ciudad sin éxito, batidas en las que participaron los propios implicados en el brutal crimen.
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