En 2020 se abre una nueva etapa en el movimiento asociativo Plena inclusión, que reúne a 140.000 personas con discapacidad intelectual, autismo y otros trastornos del desarrollo y sus familias en torno a 925 asociaciones repartidas por todo el país. Y es que la Junta Directiva de Plena inclusión España aprobó el pasado 13 de diciembre un espacio que impulsa el coliderazgo de las personas con discapacidad intelectual.
Se trata de una decisión histórica que refuerza la capacidad de autorrepresentación de las personas con discapacidad intelectual en sus entidades. Así, en junio de 2020, en Toledo, se creará la Plataforma Española de Personas con Discapacidad Intelectual, un foro permanente de participación recogido en sus estatutos.
A su vez, Plena inclusión España iniciará en 2020 un proceso de participación hacia el nuevo periodo estratégico que tendrá como resultado su próximo Plan Estratégico para los próximos cinco años. En coherencia, arrancará un profundo debate sobre la participación de las familias y las personas con discapacidad intelectual en sus propias entidades.
La participación es uno de los principios de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, ratificada por España, y aparece también en los artículos 29 y 30. Además, el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, encargado de velar por el cumplimiento de la Convención, emitió en abril de 2019 un informe sobre la situación de las personas con discapacidad en España, en el que recuerda el incumplimiento de este derecho especialmente en los procesos electorales. Dicho informe también habla de la importancia de la participación en las organizaciones que representan a las personas con discapacidad y la necesidad de realizar procesos participativos accesibles con metodologías como la lectura fácil.
La participación de las personas con discapacidad y sus familias también está recogida en el Plan Estratégico 2016-2020 de Plena inclusión, concretamente en su Horizonte 1: Apuesta radical por la plena ciudadanía. Tres palabras orientan este Horizonte: urgencia, exigencia y acción. Una apuesta radical por la plena ciudadanía donde las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo sean líderes en sus vidas, sus organizaciones y en la sociedad. Poniendo especial atención a la situación de las personas que están en mayor situación de exclusión y personas con mayores necesidades de apoyo.
Por otra parte, el Informe sobre Desarrollo Humano 2019 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) hace hincapié también en el poder. Desde el mismo prólogo, señala que el desarrollo no solo tiene que ver con los aspectos económicos. “Esta hipótesis hace chirriar a las sociedades”, señala, para añadir que “pese a que la población puede protestar por sus dificultades económicas, el verdadero protagonista de esta historia es el poder”. Y continúa así: “El poder de unos pocos, la falta de poder de muchos y el poder colectivo de la ciudadanía para exigir un cambio”.
2020 se plantea para el movimiento asociativo como un año en el que las personas con discapacidad intelectual o del desarrollo tendrán más protagonismo y para favorecer aún más su participación. 2020 es un año para que la sociedad en su conjunto crea en el poder de las personas y a partir de ahora lo tenga siempre presente.