“Emilio se hubiese sentido muy orgulloso”, es la frase más repetida y escuchada a lo largo de las últimas horas por directivos y autoridades.
El que fuese presidente de la Federación de Fútbol de Ceuta durante 29 años (tomó el cargo en 1979), soñó con que Ceuta, ciudad a la que defendía a capa y espada, fuera capital nacional del fútbol.
Cózar, que fue recordado ayer por todos, nos dejó un fatídico 8 de abril de 2008 (73 años de edad) en el clínico de Ceuta tras unos problemas de salud originados horas antes de la celebración del partido amistoso que enfrentó a España y Francia en el estadio de ‘La Rosaleda’ de Málaga el 6 de febrero de aquel año.
Su pérdida siempre será recordada, ya que era uno de los ilustres de nuestro fútbol. A él hay que agradecerle que la ciudad diera un salto de calidad en cuanto a mejoras deportivas, siempre con el respaldo del Gobierno de la Ciudad, haciendo las gestiones para albergar además acontecimientos históricos como la celebración de un encuentro internacional Absoluto de Fútbol-Sala, más otro Sub’21 y Sub’19 de Fútbol.
Casado con Josefa Navas Bernal ‘Pepi’ y con cuatro hijos (Emilio, Dolores, África y Pilar), siempre se había distinguido por ser un defensor del presidente de la RFEF, Ángel María Villar, al que había acompañado en diferentes compromisos internacionales, sobre todo de la Selección Absoluta de fútbol (2 Mundiales).
Vocal de la RFEF y presidente de la Comisón de Césped Arfificial, en su larga etapa como presidente era un asiduo a las distintas competiciones locales, así como a los partidos de la AD Ceuta.
Columnista habitual de esta Casa, llegó a recibir ‘El Faro de Oro’ de manos de Rafael Montero Palacios, “un preciado reconocimiento que tienen muy pocos”, como llegó a decir en su día. En su etapa también vivió la separación de las Federaciones de Ceuta y Melilla, la reconstrucción del ‘José Benoliel’, estadio ‘Alfonso Murube’ y ‘José Martínez -Pirri’. Su alma sigue con nosotros.