Han sido muchos los años de dejadez. Dejadez absoluta sobre asuntos que además de ilegales son absolutamente inmorales. Pero como quien no quiere la cosa, se permitían. Les estoy hablando del fraude en las viviendas de protección oficial. De cómo muchos de los que han resultado adjudicatarios se han dedicado a alquilarla, obteniendo rentas de forma ilícita e impidiendo que otra persona que sí tenía derecho a esa vivienda no pudiera acceder.
La crisis económica, si para algo ha servido, ha sido para empezar a remover ese pozo de las ilegalidades consentidas, de las incorrecciones en las que nadie reparaba. La palabra fraude se ha puesto de moda, y los políticos han comenzado a explotar el juego de descubrirla. ¿Es qué hace falta investigar lo que toda Ceuta sabe? Sí, resulta necesario si quieres dar el pego ante la ciudadanía y presentarte como sorprendido de que tal cúmulo de ilegalidades se estuvieran produciendo.
El alquiler bajo manga de viviendas de protección oficial lleva años estilándose en la ciudad, hasta el punto de que nadie se extrañaba cuando, incluso, se topaba con un miembro de una fuerza de seguridad o un militar disfrutando de pabellón siendo, a su vez, adjudicatario de una VPO que nunca ocupaba.
Ha existido mucha época happy en la cual no se ponían los controles sobre lo que se debía. No es que ahora se hayan purificado las conciencias de los mandamases, no, lo que sucede es que no queda otra, o se mete mano en lo que no funciona o, sencillamente, esto explota. Las crisis económicas tienen eso, que la gente cuando ya no llega ni a mitad del mes, cuando ve que todos los miembros de la familia han quedado en paro, cuando ve que las injusticias se pavonean de forma descarada... comienza a experimentar una carga crítica y beligerante interna que termina traduciéndose en conflictos sociales. Y eso a los que mandan no les gusta. Ayer nos anunciaron que van a empezar a investigar un cupo de adjudicatarios para ver en qué estado se encuentran esas viviendas. Bueno será. Eso y que se continúe. Por el bien de la ciudadanía y porque triunfe eso que llaman transparencia y que todavía ni vemos asomar en muchos -demasiados- campos.