Aquí, en Melilla, como sabemos todos los melillenses que tenemos por norma o costumbre chatear, cervecear, tintirrear, etc., etc., antes de comer o cenar, con la consumición que se te apetezca –en todos los establecimientos– te sirven una tapa. Por lo general siempre apetitosa y exquisita porque en eso, lo mismo que en otras cosas, la hostelería de nuestra ciudad se lleva la palma; lo que es un aliciente para nosotros y los que nos llegan de fuera, sobre todo en época veraniega.
Resulta, me cuentan, que hay una excepción como, por ejemplo, cierto chiringuito de la playa que se hace el ‘longui’ con el tapeo, al menos con una familia que el domingo –familia que pasa aquí unos días conociendo Melilla– se acomoda en una mesa para tomar unas cervezas y refrescos. Le cobran por cada servicio a razón de 2,20 unidad y todo ello sin la correspondiente tapa. ¿Por qué…?
Está la Conserjería de Turismo de la Ciudad Autónoma luchando a tope para fomentar el turismo y resulta que nos encontramos con el comportamiento del citado chiringuito escatimando las tapas que tiene obligación de servir a unas personas que acuden a él para tomar un aperitivo. Mal proceder porque si así se hace con todo el que llega, lógico es pensar, primero, que no repiten y, en segundo lugar, el flaco favor que se hace al turismo que nos pueda llegar de la Península o del extranjero.
Y no cito el nombre del establecimiento, que me fue facilitado, por no hacerles publicidad GRATIS.
Resulta, me cuentan, que hay una excepción como, por ejemplo, cierto chiringuito de la playa que se hace el ‘longui’ con el tapeo, al menos con una familia que el domingo –familia que pasa aquí unos días conociendo Melilla– se acomoda en una mesa para tomar unas cervezas y refrescos. Le cobran por cada servicio a razón de 2,20 unidad y todo ello sin la correspondiente tapa. ¿Por qué…?
Está la Conserjería de Turismo de la Ciudad Autónoma luchando a tope para fomentar el turismo y resulta que nos encontramos con el comportamiento del citado chiringuito escatimando las tapas que tiene obligación de servir a unas personas que acuden a él para tomar un aperitivo. Mal proceder porque si así se hace con todo el que llega, lógico es pensar, primero, que no repiten y, en segundo lugar, el flaco favor que se hace al turismo que nos pueda llegar de la Península o del extranjero.
Y no cito el nombre del establecimiento, que me fue facilitado, por no hacerles publicidad GRATIS.