Analizar y vigilar el patrimonio de Ceuta para que perdure. Esta es la función de los servicios preventivos de conservación, una labor quizá algo desconocida, pero elemental para disfrutar de la herencia de nuestros antepasados durante muchos más años.
Estas acciones se llevan a cabo en Ceuta cada tres o seis meses con la finalidad de detectar de forma precoz problemas que puedan afectar a los yacimientos y monumentos. La idea es hallar estas afecciones en sus fases iniciales para ponerles freno a tiempo y que su avance no genere daños.
Ya se ha licitado las próximas labores de conservación preventiva. El pasado doce de marzo se dio a conocer el presupuesto de este servicio y los monumentos que se expondrán a este análisis. Será una empresa externa la encargada de desarrollar esta acción debido a la insuficiencia de medios por parte de la Ciudad. El patrimonio elegido para esta ocasión son el yacimiento de Huerta Rufino, la Puerta Califal, los Baños Árabes de la Plaza de la Paz, las Murallas del Afrag, el Baluarte de los Mallorquines, el Convento de la Trinidad y el lienzo y la tronera del Paseo de las Palmeras.
“Lo que se hace es contratar a una serie de profesionales del sector para que estudien la situación de los diferentes monumentos de Ceuta”, explica Fernando Villada, arqueólogo municipal. Este proceso de cuidado al patrimonio permite que este se preserve de forma adecuada.
“Así se evita tener accidentes o efectos mucho más agresivos; más intensos. Intentamos mantener el monumento en el mejor estado posible para asegurar que quien lo contemple pueda tener una buena lectura y también evitar que se deteriore”, detalla.
Las medidas que se aplican en la conservación de monumentos son múltiples, una variedad que responde a la situación única de cada monumento. Un ejemplo, es estudiar posibles factores de deterioro biológico, es decir, averiguar si restos producidos por animales, como lo son los excrementos, afectan a un monumento. Es un análisis que ya se realizó en el yacimiento de Huertas Rufino.
Otro caso de estudio sería la presencia de fisuras. Si aparece una, se observa si esta se amplía o, por el contrario, empequeñece. Asimismo, se trata de saber el origen y determinar una posible solución. Esta respuesta a un problema en un monumento puede ser la aplicación de algún producto, siempre y cuando, no interfiera en lo que es su estética o su propia esencia.
Es esta la razón por la que en el pliego de este contrato siempre se impone un criterio de intervención “que tiene que ver con cuestiones como la integridad del propio monumento, es decir, que no pueda alterarlo de una manera que no sea reconocible”.
Asimismo, también se dan indicaciones sobre la compatibilidad de los materiales utilizados. “No se puede aplicar un producto que sea más dañino que el que se prevé evitar o que tenga una reversibilidad, es decir, que, si no sale bien o se da cualquier problema, poder actuar sobre ello”, explica Villada. Otra acción de conservación preventiva son los cierres de monumentos por temporadas o la limitación en los grupos de visitantes u horarios. La Puerta Califal ejemplifica esta medida. La preservación no es el único motivo. “Tiene que ver con temas de seguridad. Es un espacio susceptible a caídas”, especifica. Ello mejora la calidad de las visitas al poder brindar una atención más especializada.
Este servicio para proteger al patrimonio ceutí siempre pretende encontrar un equilibrio entre el bienestar de los monumentos y la necesidad de los visitantes de descubrir el legado de la ciudad. Así, tal y como remarca el arqueólogo municipal, se trata de “conjugar, por un lado, la necesidad que tiene el público de ver esos monumentos y por otro, la responsabilidad que se tiene de que se conserven”, concluye.
La conservación preventiva es necesaria para cuidar el patrimonio, ese conjunto del pasado heredado que ha sobrevivido hasta llegar al presente.
Este servicio acometido de forma regular en la ciudad caballa es la única herramienta para que perviva, como hasta ahora, a través de los siglos.
La nueva licitación para la contratación de estos servicios arqueológicos ya ha sido publicada. El pasado 12 de marzo se dio a conocer el presupuesto de este proyecto, que asciende a 169.938,9 euros.
Desde la Ciudad Autónoma se ha impulsado esta iniciativa con la finalidad de cubrir trabajos de conservación preventiva en ocho monumentos de la ciudad. Se trata de una decisión tomada para contar con las herramientas necesarias y suficientes para abordar estos servicios en este patrimonio concreto de la ciudad.
Se trata, en concreto, de la falta de personal requerido para llevar a cabo acciones de mantenimiento y limpieza de monumentos o lugares de interés patrimonial. El pliego publicado sobre el informe de medios insuficientes destaca que, desde la Sección de Patrimonio Cultural, el equipo humano está formado por un arqueólogo, un jefe de negociado y dos auxiliares.
Este contrato comprende tres años de duración con la empresa a la que finalmente sea adjudicado este servicio con una sola prórroga de dos años.
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