En lo que llevamos de verano ya hemos sufrido varias olas de calor y hay previsiones que indican que todavía habrá más. La mayoría de las personas ya sabe qué hacer cuando el termómetro se dispara pero, ¿el calor afecta igual a las mascotas caninas?
Un golpe de calor puede provocar una repentina elevación de su temperatura corporal produciendo en el animal un colapso que puede ser, incluso, mortal en apenas 15 minutos. De hecho, cuando un perro no consigue eliminar más calor del que genera o recibe, se considera un trastorno grave. Su temperatura corporal subirá y su sistema nervioso se verá afectado. Nutritienda, ha elaborado un listado de consejos para que eso no le ocurra a tu mascota:
Nunca le dejes solo en el coche
Un vehículo detenido y desprovisto de sombras puede ser una auténtica trampa mortal en verano. Con una temperatura exterior de 35º, al cabo de una hora en el interior se habrán alcanzado los 55º, y pasadas dos horas, incluso se podrían alcanzar los 65º. Y si se trata de un coche color negro… peor. La diferencia de temperatura entre un turismo de color oscuro o negro puede llegar a los 15º con respecto a otro de diferente color.
Además, es importante saber que los perros no transpiran como los humanos: regulan su temperatura únicamente a través de la boca, la respiración y el jadeo, haciéndoles mucho más propensos a sufrir un golpe de calor.
¿Paseos? Sí, pero con precaución
El paseo es, sin ninguna duda, el mejor momento del día para la mayoría de perros. Además de hacer sus necesidades, el paseo también permite que hagan ejercicio, se sientan estimulados y socialicen con otros perros y personas. Pero, elegir bien los horarios es fundamental para asegurar que tenga un paseo de calidad y que su día a día sea tan bueno como cabría esperar.
En verano, lo más conveniente es pasear al peludo amigo a primera hora de la mañana y última hora de la tarde, cuando menos aprieta el sol. Además, hay que saber que los perros pueden quemarse las almohadillas de las patas durante sus paseos si el sol ha estado calentando las aceras, por lo que es conveniente comprobar que el suelo tiene la temperatura adecuada con la regla de los cinco segundos: aguantar con el reverso de nuestra mano sobre el asfalto cinco segundos, si no podemos, ¡nuestra mascota tampoco!
Y si es inevitable sacarle fuera de estos horarios, se deben tomar estas precauciones:
- No olvidar el agua. Ambos la podréis necesitar, especialmente si estamos en plena caminata.
- Vigilar a nuestro perro. Hay que fijarse en su estado durante todo momento, si se muestra más fatigado de lo normal, se acabó el paseo.
- Evitar que se sobrexcite y reducir su actividad física. Si es muy juguetón, mejor atarlo. Especialmente, en las horas de más calor.
- Hacer una parada en lugares con sombra y aprovechar para que recupere el aliento y para que beba agua. Y si en nuestra parada hay un riachuelo o charca, mejor que mejor, lo ideal es intentar que se de un chapuzón para refrescarse.
- Si le vemos “revolcarse” en una zona de plantas, ¡no le cortes! Su humedad hará que baje su temperatura corporal.
- Utilizar arnés en lugar de collar, para no presionar sobre el cuello y las vías respiratorias del perro.
- Utilizar chalecos refrescantes. Este accesorio para perros solo necesita ser sumergido en agua unos minutos y se mantiene activo durante cinco días más o menos. Cuando el efecto frío pasa, solo hay que repetir la operación.
Evitar darle de comer durante las horas de más calor
Igual que ocurre con los humanos, cuando llegan las altas temperaturas no es recomendable comer copiosamente, a las mascotas les ocurre lo mismo. Por ello es mejor no forzarles a comer en las horas centrales del día. Lo ideal es que se alimente a primera hora de la mañana y a última de la tarde. Además, también es conveniente aumentar la cantidad de comida húmeda, como las frutas: la manzana y la sandía (sin sus respectivos huesos y semillas) son buenas opciones.
Utilizar peines que aceleren la muda del pelo
Cuando el perro muda su pelo en la época de calor, lo que realmente está haciendo es deshacerse del ‘subpelo’, esa especie de algodoncillo que en invierno le proporciona calor y en verano también. Para ayudarle a pasar antes este proceso de muda y estar más fresco, lo mejor es cepillarle frecuentemente de forma suave con estos peines. Por cierto, ¡no hay que raparles! Ya que el pelo es un aislante térmico que les protege del sol y evita que se deshidraten.
Mantas y camas frías
Si dejamos su cama de invierno pasará calor, es recomendable colocar una sábana de algodón. Y en la medida de lo posible, existen mantas frías y camas refrescantes, que se recargan automáticamente después de un corto período de no utilización y si queremos acelerar este proceso de enfriamiento pues basta con ponerlo en la nevera durante unos minutos.
Utilizar juguetes refrescantes
En el mercado existen huesos, ruedas o mancuernas que están hechos para ser congelados, convirtiéndolos en la diversión más refrescante del verano de nuestros peludos compañeros. También se pueden preparar snacks que llamen su atención y sean nutritivos, por ejemplo, una zanahoria congelada que pueda roer.
Síntomas para reconocer un golpe de calor en un perro:
- Temperatura corporal superior a 42º C.
- Respiración dificultosa y jadeo excesivo. Los perros con morro chato son más propensos a sufrirlo.
- Falta de fuerzas. Puede negarse a andar.
- Lengua pegajosa y decolorada o demasiado oscura.
- Calambres y temblores musculares.
- Coloración azulada en la piel (causada por la pérdida de oxígeno en sangre).
- Estupor y tambaleo, con posible pérdida de consciencia.
- Diarrea y vómitos.
- Taquicardias.
- Pérdida de conocimiento o coma en los casos más graves.
Si se detecta alguno de estos síntomas después de una exposición al calor o al sol, lo primero que hay que hacer es intentar bajar su temperatura corporal. Si se trata solo de los dos primeros síntomas, buscar una sombra, ofrécele agua y refréscale poco a poco hasta que se estabilice y su respiración vuelva a la normalidad. En casa se le puede preparar un baño (con agua no muy fría y sin hielo), introduciéndole poco a poco para que no sufra un cambio de temperatura brusco. Para ello hay que empezar por las patas y después continuar refrescándole la cabeza y el cuello y, cuando vuelva a la normalidad, báñalo al completo, nunca bañarlo de golpe.
Si la situación es más grave y tiene más síntomas descritos anteriormente, se le puede empapar una camiseta en agua y aplicársela como un paño húmedo en el cuerpo y la cabeza. Y lo más importante, acudir a un veterinario lo más rápido posible.
“Hay que prestar especial atención a los perros de mayor edad, los que tienen sobrepeso y a los que sufren cardiopatías, ya que son más propensos. Siguiendo estos consejos en verano y cuidando su alimentación y bienestar estaremos asegurando su salud, que es nuestra responsabilidad”, ha indicado Noelia Suarez, directora de comunicación de Nutritienda.com