Tres años y 4 meses de prisión. Esa es la condena impuesta ayer a la navarra M.P.L., detenida en marzo de este año con casi 23 kilos de hachís en su vehículo. Ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 confesó que era conocedora de que en el vehículo Volkswagen Golf que ocupaba había una carga de hachís que pretendía trasladar a la Península. La joven, que cumple prisión preventiva desde su detención, reconoció ser autora de un delito contra la salud pública aceptando la pena impuesta por su señoría, que lleva pareja una multa de 37.421 euros.
En el banquillo había otro acusado, el llamado N.A.M., quien fue detenido por la Brigada Provincial de la Policía Judicial al ser el propietario del coche que conducía la joven. En su declaración aseguró que le había dejado su vehículo a un amigo, sin conocer que este a su vez lo cargaría de droga para que fuera trasladada por la acusada. Aunque ese día viajaba en el barco, dijo no saber nada de la droga. La acusada, en su declaración, lo exculpó por lo que fue absuelto en sentencia dictada in voce.
La cantidad exacta de hachís, 22’4 kilos con un THC superior al 34’36%, fue localizada por la Policía Nacional durante un control llevado a cabo cerca de la estación marítima. El coche les infundió sospechas, por lo que procedieron a su registro, hallando en su interior hachís y procediendo a la detención de la ahora condenada y de otra compañera, también de Navarra, que le acompañaba.
Componentes de la Brigada Provincial de Seguridad Ciudadana localizaron el hachís con ayuda de guías caninos, estando oculto bajo el aforador del combustible (37 tabletas) y once bellotas.
La acusada no tenía antecedentes penales y este es por tanto su primer delito por tráfico de drogas, reconocido y penado en sentencia firme.
En el día de ayer también se celebró otro juicio por tráfico de drogas seguido contra un joven que fue detenido por la Guardia Civil en febrero de este año con más de 11 kilos de hachís en su poder, mientras viajaba en una motocicleta. La Defensa hizo valer la grave adicción a las drogas que sufre para justificar que ese pase de drogas no había sido con ánimo de tráfico sino para cobrar un dinero por deudas derivadas de su adicción. Mostró además su deseo de poder rehabilitarse después de una vida con múltiples recaídas en el consumo de estupefacientes que le había llevado a la comisión de este delito.
Acusado de una desobediencia a la Guardia Civil
El juicio seguido contra un joven, acusado de incurrir en un delito de desobediencia contra la Guardia Civil, quedó ayer visto para sentencia después de que el acusado A.A.A. negara que el pasado 30 de marzo correteara a varios agentes de este Cuerpo después de que le dieran el alto en multitud de ocasiones cuando, estando en pleno estado de alarma y con órdenes de confinamiento, se encontraba en la zona del Camino de Ronda. El acusado manifestó que había acudido al lugar para practicar deporte y que llevaba puestos unos auriculares por lo que no escuchó los ‘altos’ de viva voz que le habían dado los guardias civiles. Dijo que estaba corriendo pero porque formaba parte de los ejercicios de preparación física que estaba llevando a cabo. Los distintos guardias civiles que prestaron declaración por videoconferencia insistieron en que le dieron el alto en varias ocasiones al acusado y que este les vio perfectamente, corriendo hasta que se le detuvo. Insistieron en que el acusado les vio pero ninguno pudo clarificar si llevaba puestos unos auriculares. Sí que uno de los agentes dejó claro que en ningún momento se produjo una resistencia grave en la detención. Todos coincidieron en que el acusado no solo les tuvo que ver sino que también escuchar ya que el alto se le dio de la manera más clara posible y en reiteradas ocasiones. Fiscalía entiende que se incurrió en una desobediencia grave e hizo hincapié en que la declaración del acusado no era “verosímil”. Su Defensa pidió la absolución.