Con 70 años a sus espaldas -los ha tenido que cumplir en una celda de Mendizábal-, el llamado J.R.G. tuvo que escuchar la pena de prisión que tendrá que afrontar después de que la Guardia Civil le pusiera los grilletes en el puerto de Ceuta, cuando intentaba embarcar con 44 kilos de hachís.
3 años y medio de cárcel. Una condena firme porque el acusado no pudo más que reconocer su implicación en un delito contra la salud pública, por lo que la sentencia se dictó de viva voz por conformidad en el Juzgado de lo Penal número 1 de Ceuta.
A J.R.G. le sorprendieron en plena comisión del delito, aunque por su apariencia no cumplía con el perfil de pasador de drogas.
Cada detenido por estos hechos arrastra una historia y en demasiadas ocasiones la misma se asocia a desastres vitales que llevan a quienes los sufren a adoptar las posturas más extremas, a traficar con hachís.
Y eso fue lo que hizo el ahora condenado el pasado 4 de septiembre cuando quiso embarcar conduciendo su coche modelo Seat León en dirección a Algeciras.
44 kilos en un doble fondo en el maletero
El can detector de drogas fue quien dio el ladrido de alarma. Tras el registro se dio con el hachís: 44 kilos repartidos en 75 bloques escondidos en el interior de un doble fondo practicado en el maletero. Su valor: 297.466 euros. De ese montante, el pasador se llevaría una comisión.
Los dueños de la droga no la tocan, no se exponen, usan a cabezas de turco para pasar esa particular doble frontera o filtro: el de Ceuta y el de Algeciras. Un doble riesgo que termina con detenciones como la de este hombre y condenas que les llevan a tener como única compañía una celda, unos barrotes y unos compañeros cuyas vidas fueron llevadas a estos límites en los que se pierde la libertad.