Dos mujeres muy distintas se topan en una consulta de Casablanca con el mismo problema: un embarazo no deseado. Empieza ahí su largo camino para abortar en un país donde 700 mujeres lo hacen cada día de forma clandestina arriesgando su vida.
Es la trama de 'Des femmes guettant l'annonce' (Mujeres esperando el anuncio), un cómic que trata la interrupción voluntaria del embarazo en Marruecos en tono tragicómico, buscando dar voz a las mujeres afectadas y poner el debate sobre la mesa.
Humor para destacar el absurdo
El cómic, editado por Sochepress, lo presenta estos días en el Salón del Libro de Marruecos (SIEL) su guionista, la marroquí Fedwa Misk, quien en una entrevista se define como periodista, escritora y militante feminista.
Ella y la artista gráfica francesa Aude Massot dan vida a Lila, una joven de Casablanca, y Malika, madre de cinco hijos, las cuales, acompañadas de Nirsine, activista feminista amiga de la primera, hacen un viaje por Marruecos hacia el sur, desde Casablanca a Agadir, persiguiendo la manera de abortar.
"Es un viaje burlesco, pero también grave, en el que pasan por consultas médicas, curanderas y herboristas, con muchos encuentros que les llevan a situaciones tragicómicas", resume Misk, que ha recurrido en el cómic al humor "para apuntar el absurdo de las situaciones que viven las protagonistas".
La autora llevaba queriendo tratar el tema del aborto desde 2015, cuando en Marruecos se abrió un debate que acabó en una reforma legal que no convenció a muchos.
Ese año, cuando en el país gobernaban los islamistas, se legalizó la práctica en casos muy restringidos como la violación o el incesto, lo que dejó a muchas mujeres la clandestinidad como única opción.
"Me pareció una manera de archivar el tema y meterlo en un cajón, y yo quería sacarlo de ahí", dice Misk. Ahora, el debate se ha reabierto ante el proceso de reforma del Código Penal en Marruecos y el cómic llega, según dice, en un momento inmejorable.
Una decisión peligrosa e ilegal
En el libro, Lila y Malika sufren lo que muchas mujeres que quieren abortar en el país magrebí: visitan consultas intentando encontrar un médico dispuesto a hacerlo (a precios altos, en muchas ocasiones) y recurren a brebajes o prácticas que ponen en riesgo su vida.
Lo hacen en medio de un debate nacional sobre el aborto en el que Lila y Malika se encuentran con que todos tienen opinión menos las propias mujeres, quienes no se atreven a alzar la voz por miedo a la cárcel.
Para escribirlo, Misk afirma que no necesitó investigar: "Todas tenemos una amiga que ha pasado por experiencias de aborto. Sienten el terror de tomar una decisión peligrosa que, además, es ilegal. Además, si lo cuentan, esa gente puede llamar a la policía. Hay mujeres que pierde a su familia porque las rechazan. Es una experiencia extremadamente traumática".
La autora, que tras las primaveras árabes abrió una revista en internet para dar voz a las mujeres y fue obeto de ataques de ciberpiratas en varias ocasiones, critica que en Marruecos las organizaciones feministas trabajan en el terreno y se orientan a las peticiones, pero no salen a la calle ni ponen sobre el problema sobre la mesa del debate público.
Ella ha optado por hacerlo. "Para mi hay que hablar, sensibilizar, contar historias y animar el debate", dice Misk, que denuncia que de la falta de visibilidad también son responsables los medios de comunicación del país, que "no dan mucha importancia a los problemas reales de la condición femenina".
Uno de ellos es la interrupción voluntaria del embarazo a la que se enfrentan Lila y Malika, que no es solo, insiste Misk, "una cuestión de libertad o de ética, sino de supervivencia y del derecho de las mujeres marroquíes a la vida".