Abandonadas, entre maleza y basura, así permanecen las columnas del antiguo Cine África de Ceuta, con la única defensa de un ceutí movido por el sentimiento caballa, que insiste en que no se pierda parte de la historia de la ciudad.
Hace ya casi más de un año, el ceutí Pablo Rodríguez Zamora mostró su interés por preservar, tras la demolición de este emblemático lugar, las columnas que estaban en los soportales de la entrada. Ese cariño y esa nostalgia de su época en aquel cine, hizo que evitara que esas columnas fueran destruidas o que terminaran en cualquier lugar sin el cuidado de nadie.
En ese momento hizo todo lo que estaba a su alcance para que no terminaran en la basura y lo logró. Pero transcurrido más de un año de esa reclamación inicial, las columnas del Cine África están en el mismo lugar, donde continúan deteriorándose con la única diferencia de que están montadas sobre maderas.
Lo único que se sabe de ellas es que hubo una reestructuración del terreno donde están, que este fue vallado y que hubo un intento de trasladarlas al Almacén Municipal, pero no fue posible “porque el camión que tenían no podía con tanto peso (aproximadamente una tonelada cada una), entonces decían que las iban a llevar con otro camión, pero ahí se quedó la cosa y ahí están montadas sobre tablas, pues el camión del que hizo el solar, del que lo remodeló, no tenía fuerzas para llevarlas y eso hubiera sido un desastre”.
Pablo reconoce que la intención de al menos levantarlas sobre tablas para poderlas transportar fue buena, pero lamentablemente quedó en eso, en un intento fallido. “Esto fue cuando se reestructuró lo del Cine África, con el vallado del solar, y de eso hará un año aproximadamente”.
Cree que su denuncia inicial tuvo algo de repercusión porque las columnas no terminaron en la basura y había la intención de recuperarlas tras su traslado al Almacén Municipal, pero ahora desconoce qué sucederá con ellas, algo que lamenta profundamente. “Allí están en el mismo lugar, en el mismo solar donde estaban antiguamente”.
Su conciencia está un poco más tranquila porque las columnas no se tiraron, pensó que se iban a guardar y que en un futuro se rehabilitarían y se colocarían incluso en el mismo solar en conmemoración al Cine África.
“Yo he vivido ese cine, ese cine era el domingo matinal, era el cine matinal de los domingos de todos los niños, antes no había vídeo ni nada de nada, lo que había era cine, la ilusión de todo el mundo era ir al cine, entonces ahí hemos visto muchas películas, esa era la ilusión de todos los niños de Ceuta cuando íbamos con los duritos que nos daban las madres”, recordó este vecino de Ceuta.
Tras evocar esos tiempos, Pablo siente mucha pena al pensar que parte de lo que fue este cine se destruyera y quedara en el olvido, “porque esto es parte de la vida de muchísimas personas mayores, quizá la gente más joven no lo entiende”.
Pero la satisfacción que le queda es que gracias a sus gestiones, ya hace más de un año, logró que las columnas no tuvieran un destino peor. “Eso se iba a tirar a la basura y fui yo el que pedí por favor que no se hiciera y que se dejaran ahí de momento porque es algo que tengo arraigado dentro de mí por nostalgia”. Recuerda que él mismo se metía dentro de la obra, para evitar que durante la demolición las rompieran, las tiraran en un camión o las almacenaran con los escombros, “y las pusieron donde están para hacerme un favor”.
Lamenta que nadie más tuviera su mismo interés por conservarlas, “sino que fue una cosa mía particular que pedí que no lo tiraran porque se podían poner en cualquier lado, en cualquier huequecito que haya diciendo que es un recuerdo del Cine África de Ceuta”.
Su instinto caballa fue lo que lo llevó a hacer algo al respecto e insiste en que el lugar adecuado para esas columnas “es lo que vayan a hacer en el Cine África”, como una forma de rendirle un homenaje a ese lugar que tanto le dio a los ceutíes.
Resulta curioso, que se hable de las columnas y no, de que por ejemplo hasta hace tres días había un asentamiento ilegal en la zona, resulta también curioso que no se mencione que ese terreno, ha quedado para que los propietarios de perros los suelten allí para que hagan sus necesidades, resulta curioso también el que no se mencione que, debido a los matorrales, basura y excrementos, la abundancia de ratas en la zona es tremenda.
Ya por último resulta curioso, el que esos terrenos le fuesen expropiados de urgencia a los legítimos propietarios, alegando no se sabe qué bien público y ahí sigue como vertedero.
Estoy de acuerdo en la preservación de nuestro patrimonio, el cual esta ciudad lo deja caer a pedazos antes que cuidarlo, pero estaría muy bien, que alguien aprovechase y ya que me imagino se llevarán las columnas, arreglen el resto de una puñetera vez