Colonia de La Salle, unas vacaciones entre niños para 15 jóvenes andaluces

Un total de 18 monitores participa este año en la iniciativa organizada por Cáritas, en la que cuidan de    49 niños de familias desfavorecidas l Se trata también de una actividad de convivencia entre los instructores.

Noelia, Mariu, Beatriz, Leticia, Antonio, Miriam, Sara, Lino, Jesús, Carlota, Ismael, Álvaro, Manuel, Cristina y Judit. Estos 15 jóvenes andaluces, que vienen de Jerez de la Frontera, Puerto Real, El Puerto de Santa María y Sevilla, han decidido pasar dos semanas de sus vacaciones en Melilla, en concreto, formado parte de la colonia de verano de Cáritas y La Salle. Así pues, desde ayer, esta quincena de voluntarios, junto a Álvaro, Emilia, Luis y Virginia, cuatro melillenses, se encarga de un grupo de 49 niños de la ciudad que pertenecen a familias desfavorecidas económicamente y que durante el año reciben ayuda de Cáritas. Piscina, playa, visitas culturales y actividades recreativas se encuentran en el calendario de actividades de estos monitores y niños.
La otra cara de la moneda de esta actividad es que, además de permitir que el casi medio centenar de niños de Melilla disfrute de unas vacaciones con actividades veraniegas, estos monitores realizan dinámicas de grupo entre ellos, que van desde la oración y la reflexión hasta la limpieza y el orden, basándose siempre en un clima de convivencia y respeto entre ellos mismos.

Primerizos
Muchos de estos voluntarios para trabajar con niños podría decirse que son ‘primerizos’, puesto que se estrenan como monitores en Melilla. Leticia, profesora de inglés de 27 años de Jerez, asegura que siempre había tenido la intriga de conocer la ciudad de cerca por conocer cómo conviven las culturas musulmana y cristiana. Además, le resultaba curioso que desde organizaciones católicas como Cáritas y La Salle se ofreciese ayuda a niños que en su mayoría provienen de familias musulmanas, algo que, una vez que lo ha presenciado, comenta que lo ha visto como una relación que se produce de una forma totalmente natural.
Por su parte, Miriam, estudiante de 18 años, asegura que su catequista le animó a venir a las colonias y que está especialmente sorprendida por el cariño que les toman los niños desde el primer momento.
Del mismo modo, Sara, también estudiante de 18 años, asegura que no se decidió a venir a la ciudad hasta el último momento, pero que, en sólo un día de convivencia, ya sabe que no se arrepiente de haberse sumado. Asimismo, Lino, de la misma edad y condición laboral, comenta que ha notado que se establece una relación muy intensa con los chicos desde el primer día.
“Es una experiencia con la que estoy alucinando”, comenta, por su parte, Carlota, jerezana de 18 años, que se sorprende al sentirse “llena” de besos y abrazos de los niños que, a penas horas antes, eran unos completos desconocidos para ella. Además comenta que se ha sentido acogida por estos pequeños.
Por otro lado, Ismael, de 19 años, explica que se ha sorprendido al ver la confianza que ponen en ellos los niños, mientras que, otra ‘primeriza’, Judit, de El  Puerto de Santa María, explica que siempre se había sentido atraída y sorprendida por el voluntariado y por la gente que da su vida y su tiempo a causas altruistas. Asimismo, comenta que eligió Melilla por la curiosidad que le causó la convivencia de culturas de la ciudad.

Veteranos
Por otra parte, podría decirse que hay un grupo de ‘incondicionales’ de la Colonia de Melilla, ya que muchos de los que participan este año en esta actividad lasaliana, repiten la experiencia por las buenas sensaciones que les dejó la última vez.
Este es el caso de Mariu y Álvaro, dos profesores de La Salle en Puerto Real. Estos docentes, que llevan ya tres años viniendo a la ciudad para participar en las colonias, destacan la “calidad humana” de los chicos. Asimismo, Antonio asegura que ha decido volver a esta actividad porque el primer año, su paso por Melilla marcó “un punto de inflexión” en su vida, ya que consideraba que había tocado techo en la cuestión de la fe y la solidaridad. Asimismo, este puertorrealeño se marca como siguiente meta hacer que alguien de su ciudad se anime a participar en la actividad.
Además de pasar las vacaciones y realizar una actividad altruista, las colonias parecen un lugar para disfrutar en pareja de un periodo de desconexión juntos. Así lo cree Manuel, un sevillano de 20 años, que repite por segunda vez en la colonia animado, desde la primera vez, por su novia, Cristina, una melillense que estudia en la capital andaluza. Esta joven dice sentirse “más vinculada que nunca” a la actividad y a los chicos y asegura que, tras tres años tomando parte, ahora viene “para mantener el contacto” tanto con los pequeños como con los monitores y la gente de La Salle El Carmen, centro donde estudió.
Por otra parte, Emilia y Luis, dos melillenses de 19 años que llevan dos años participando en esta actividad cuentan que él fue el instigador de que participasen en este evento anual, puesto que desde pequeño está ligado al centro lasaliano. Así pues, cuando conoció a su actual novia, la animó a formar parte de las juventudes de La Salle, donde ella dice sentirse acogida y contenta por los eventos que realizan.