Esta vez no tuve que esperar mucho tiempo para obtener respuestas de todos. Sé que el refuerzo de las llamadas telefónicas a cada uno de ellos había sido fundamental. Tenía que tomar buena nota para las próximas convocatorias.
A los diez días, teníamos la reunión. Fue un éxito. Cómo se notaba la celebre frase que dice: Barcelona es bona si la bolsa sona. El más chico de los hermanos,Tomás, tenía un pequeño local y en este sitio fue el lugar de nuestra reunión. Quedamos el sábado después de comer e hicimos una pequeña merienda. Era fundamental que nadie tuviera que tener ninguna cosa pendiente y, por eso, se quedó en el primer día de descanso semanal. Además, los consortes también querían estar presentes.
Era muy lógico. Los bolsillos estaban en un tras de ser rellenados. Eran intereses comunes. Allí pudimos votar y salió lo que todos queríamos: el ir a por la herencia. Incluso mamá estuvo de acuerdo. Aprovechamos que estaba la pobre con una lucidez evidente. Ya que verse rodeada de todos sus hijos, y algunos hijos e hijas políticos, le había dado una vida extra. Esa felicidad se le veía a simple vista. Sus ojos estuvieron vidriosos durante buena parte de la reunión. Además, ella fue partícipe en algunos momentos de la reunión. Dando un pequeño discurso protocolario con los siguientes términos: "Hijos míos, si sois más felices teniendo algo de dinero, yo firmaré esos papeles que planteáis. Pero el abuelo siempre ha estado rodeado de muchos abogados, habrá que ir con mucho cuidado". Claudio se comprometió en que llevará el caso un buen amigo suyo, llamado Juanjo Medina. Así que sólo nos faltaba otra reunión, presumiblemente, para firmar y para adelante, como los de Alicante.
Pero cuando había anochecido, serían las ocho y poco de la tarde, nuestra madre se levantó de donde estaba y empezó a hablar con una voz ronca. No era ella. Parecía la de un hombre. Diciendo: "Hijos míos, mi voluntad es muy difícil de truncarla. Para eso siempre he tenido muchos abogados. Tener a vuestra madre me costó mucho. Por eso siempre la quise muchísimo. Por desgracia, durante mucho tiempo, la tuve bajo la distancia. Pero quiero para todos ustedes, y más para los varones, que el apellido Cifuentes pueda pervivir en el tiempo. Sé que, como teniendo una hija, se perdería pero en los registros se puede volver a resurgir. Yo os ayudo y ustedes también a mí. Por la familia". Nos quedamos todos de piedra. También el abuelo quería ayudarnos en esta nueva etapa de nuestra vida. Pero teníamos que revivir el apellido Cifuentes.
Y eso, ¿cómo se podía hacer? Una nueva incógnita que teníamos encima de la mesa. Pero bueno, ya teníamos muchos frentes abiertos, por uno más no pasaba nada. Aunque se nos quitaron las ganas de seguir la pequeña juerga que teníamos, era mucho el tiempo que llevábamos sin reunirnos, así que se siguió. Fuimos por bebidas tanto para las mujeres como para los hombres y así estuvimos hasta las tantas. Se buscó unos discos y allí estuvimos muy bien. Sólo yo estuve un poco preocupado. Mi madre, nuevamente, había sido pillada está vez fuera de su casa. ¿Sería una buena idea de alquilar la vivienda de ella? Era fundamental para nuestras ideas tener un buen abogado para nuestra causa. Que podía cambiar nuestras vidas. Así que no había que tener más preocupaciones, sino seguir con nuestras pretensiones de ser ricos. Cambiar el horizonte de unos empleados por unos magnates. Ni yo mismo me lo creía.