Lo que más temíamos... ocurrió. Llegó la gran nevada que marca el inicio del invierno... aunque estemos a principios de octubre. Nevadas esporádicas que no cuajaron ya nos estuvieron avisando durante los días anteriores pero finalmente... el gran manto blanco nos ha capturado en la estepa central mongola.
La temperatura nocturna llegó a bajar hasta los 20ºC bajo cero, si estamos a principios del otoño...no queremos ni imaginarnos el invierno. Las diurna no sobrepasa los 5ºC bajo cero y muchos días hemos tenido máximas de 7ºC bajo cero, una locura cuando además hay un viento que corta como cuchillas.
Todo ha quedado cubierto de nieve, no se ve ni una pista, no sabemos por dónde ir pero tenemos que seguir avanzando si no queremos ser devorados por el inmisericorde invierno. Si no vemos rodadas...nos orientamos con el GPS. Hay momentos en los que realmente no sabemos si bajo la nieve hay tierra o grietas.
No podemos acampar con estas temperaturas nocturnas pero vamos encontrando campamentos de nómadas y podemos dormir con ellos en sus yurtas. La hospitalidad es parte de su cultura y siempre te reciben con los brazos abiertos. Nos instalan con ellos junto a la estufa de leña que siempre tienen encendida en su protectora tienda. Nos comunicamos por gestos y aunque la mayor parte del tiempo acabamos con risas al no lograr entendernos, siempre conseguimos que ellos sepan algo más de nuestro modo de vida y nosotros del suyo. Momentos inolvidables.
Un invierno prematuro nos ha atrapado pero esta eventualidad no hace que nos demos por vencidos. Estamos descubriendo una faceta menos conocida y no prevista: la Mongolia blanca y helada con paisajes de ensueño. Todo se congela a nuestro alrededor: lagos, ríos, praderas, montañas, vegetación... aun así sus pobladores siguen conservando su duro estilo de vida en las yurtas y cuidando del ganado, como lo han hecho durante siglos sus antepasados.
Por fin ha parado de nevar, la tierra desnuda ya se ha vestido de gala con su traje blanco de invierno y está espectacular. Llegamos a Kharkhorin (Karakorum), la capital imperial de Gengis Khan. La importancia de antaño se ha desvanecido, no queda nada, como nómadas que eran, todo era efímero. Ahora es un pequeño pueblo en medio de la estepa pero en ese mismo emplazamiento se ha erigido un fortificado complejo monástico budista del siglo XVI, una parte de él levantado con restos de la antigua capital imperial. Es grandioso, en extensión y belleza arquitectónica. La vida monástica es muy intensa, fieles y monjes abren surcos en la nieve para realizar sus plegarias frente a las estupas o en los altares de los templos budistas que llevan más de 500 años en pie.
Mongolia es inagotable, volcanes perfectamente definidos aparecen en nuestro avance por la estepa norte y central. En las montañas de Khangai se encuentra el volcán Khorgo, el que más nos ha impactado. Tan definido que parece recién extinto aunque su última erupción fue hace 8.000 años. Hay que subir a su cima por una empinada ladera de piedras y rocas para disfrutar del cráter y de las vistas.
Y desde el cráter de sus volcanes descendemos a majestuosos lagos que ya han comenzado el proceso de congelación, en poco tiempo se podrá andar sobre sus aguas solidificadas. Llegamos en un momento sublime, el bello entorno se ve coronado por la lucha entre el hielo y el oleaje que va generando escamas congeladas por toda su ribera.
Cuando nos cubrieron las primeras grandes nevadas y la temperatura alcanzó los 20ºC bajo cero... estuvimos a punto de cortar por lo sano y partir de estas gélidas tierras. Pero decidimos aguantar con el "venga, un poquito más" porque lo que veíamos nos extasiaba y queríamos completar la ruta prevista. Fue una decisión muy acertada, a pesar de no tener equipo para estos extremos y que en una ocasión hasta se nos congeló el gasoil... la Mongolia blanca nos ha cautivado. Ahora toca pensar en el Pamir de Tayikistán, nuestro siguiente gran objetivo.
Otro desafío porque al llegar tan tarde... tendremos que intentar cruzar en noviembre una cordillera tan hermosa como agresiva y superar varios puertos de más de 4.000 m. de altitud. Si ya en la estepa mongola fue una dura experiencia, nos inquietan esos pasos de montaña tan altos.
Toda esta ruta se puede ver en detalle tanto en Facebook en Ruta Gengis Khan y en la página web
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