Llevo mucho tiempo aquí esperando que alguien me haga una foto para que sea contemplada por el surtidor de amigos de cada persona que tenga en su cartera. Sé que es muy difícil hoy en día de tenerlos, por eso cuando se consigue uno hay que guardarlo como un tesoro. Dicen de mí que fui la esposa de un gran hombre. Que tuve mi fin y descanse en este bello paraje. Sé que muchos aprovechan mi cobijo para realizar cosas raras y en contra de los intereses de la legalidad. Pero yo estoy aquí presente en la infinidad de mi edad. No me preguntes por ello, ya que no hay nada tan feo que ahondar en el pasado de una dama. Preguntar por mis días pasados, transformados en años, no veo yo muy correcto. Todas tenemos nuestra coquetería. Y aunque peinemos canas, puede ser que una no haya tenido ganas de pasar por la pelu y darse un unte de pomada y poder tener esa buena cara de cara a nuestra galería.
Tampoco me hago responsable de los días que me oculto a todos ustedes. Son instantes de intimidad.
No tiene nada que ver con los vientos reinantes. Tengo que proceder a buscar mis retoques, para estar con ese resplandor que me has podido recoger en este instante que tú bella cámara me ha sacado.
Todos pueden decir de mí lo que le venga en gana, más os digo que existen muchas mentes para poder discernir y endosar en papel cualquier prosa. Los años han estado aliados a poder verter ríos de tinta. Pueden ser basados en historias que estén tipografiadas o narradas en cualquier batalla de esas que dicen que ponen todo en su sitio. Los filósofos aproximaban todo a tiempos lejanos y daban unas parrafadas que a muchos convencían por ser renombres de las escrituras. Más todo puede llevar a un razonamiento y poder poner en dudas las formas y terminologías donde acogen estos intentos de dar el pasado una luz nueva y con dar con sencillez una explicación al pasado que estamos ahora buscando una resolución de ser o no verdad.
De hecho los autores se nutrían de ello para poder ganar esa plata que les pueda alimentar y no estar en las penurias de la pobreza.
La palabra, las escrituras y los pensamientos son unas maneras de dar al público momentos de entretenimiento y entrar en la lucha de la imaginación de todos los lectores.
La cultura. Eso de lo que actualmente dicen que no importa. Estamos bien como estamos. Ser poco cultos para vendernos las codornices por algo muy caro.
En fin también puedo ser otro personaje. Ese que separó los continentes. Ese que era tan fuerte y vulnerable. Más de una vez nos ha sacado a volar y estar dentro del cobijo de ese ave tan sorprendente como es nuestra imaginación, la cual estará en el limbo. Descenderá a los terrenos más calientes y luego ascenderá hacia el cielo. En algún momento se sentará al lado nuestra y nos dará un matiz sobre cómo encumbrar una muestra de algo que vemos o imaginamos. Eso que está entre la realidad y nuestra volátil e inagotable aventura del día a día.
Y las palabras siguen. No se pueden guardar. Los pensamientos se vierten a los lugares donde no se puedan olvidar. Y así ha quedado plasmada la foto de esa mujer muerta. Esa belleza de la naturaleza que se dice tanto de ella, y se dirá en el futuro.
Y seguirá viva, sus leyendas, hasta que los factores del desgaste hagan desaparecer esas facciones de una linda mujer.