Alfonso Morey, veterinario en Ceuta, fue el encargado de dar el aviso a Sanidad Animal después de que un perro, con síntomas claros que podían asociar su padecimiento a la rabia, llegara a su clínica procedente de la Protectora de Animales. Aunque la sintomatología hacía pensar que podía ser también moquillo, Morey, con más de 30 años de experiencia en nuestra ciudad lo tenía claro: era un caso de rabia.
Por ello no lo dudó ni un segundo y lo puso en conocimiento de las autoridades sanitarias, que determinaron la eutanasia del animal para evitar que siguiera sufriendo a causa de esta encefalitis. Fue así como pudieron enviar la muestra cerebral al Instituto de Salud Carlos III en Madrid, que finalmente ha confirmado el caso.
“La rabia es una enfermedad terrible”, describe Morey, pero a su vez asegura que la población de gatos y perros en nuestra ciudad “es la más protegida del mundo”. Se basa en las constantes campañas “sistemáticas” de vacunación que se emprenden en Ceuta y de la concienciación que existe, principalmente, por la situación fronteriza que nuestra ciudad vive con Marruecos, donde esta enfermedad es endémica.
“Son casos importados del país vecino”, incide este veterinario, quien también reconoce que los profesionales como él, en las ciudades de Ceuta y Melilla, son de los pocos veterinarios que llegan a ver casos de rabia en su carrera profesional, ya que en el resto de territorios de la Península es poco probable que salten alertas como las que sí aparecen en las dos ciudades autónomas. “Un uno por mil de los veterinarios españoles ven en su vida un caso de rabia”.
Por este lado, pese a la gravedad del caso, Alfonso Morey opina que se debe guardar tranquilidad, ya que este caso se ha diagnosticado en un animal que estuvo en un recinto cerrado, tal y como también ha confirmado la Ciudad. Además, ha coincidido en plena campaña de vacunación, por lo que la gran mayoría de la población animal de Ceuta está ya vacunada y los que no, se les va recordar en estos días como medida de precaución.
“Siempre hay personas que no han sido los suficientemente responsables y se les va a instar a que, siendo una campaña que es gratuita, tienen la obligación de venir con sus animales y si no han podido hacerlo antes, pues están aún a tiempo”, advierte y cree que, como ya ha ocurrido en otros casos, se ampliará la campaña que de momento tiene como fecha límite el próximo sábado 29 de junio.
Para que un caso de este tipo se dé en Ceuta es porque “se rompen protocolos”. “Este perro ha venido de Marruecos, ha tenido que pasar por el Tarajal, sin vacunas” y recuerda que para que un perro pueda entrar en Ceuta tiene que venir con un pasaporte en el cual se acredite que está suficientemente protegido a través de una analítica de anticuerpos de la rabia, “es decir, no existe ninguna posibilidad de que un perro, con los protocolos que existen vacunales y de traslados entre países terceros, nos pueda venir con rabia”.
Morey no tiene duda: “Cuando ocurre esto es que alguien se ha saltado un protocolo”. Y explica que en estos casos, “alguien se encuentra un perrito, vino para acá y claro, era un animal mordido por un perro rabioso, llegó a la Protectora y aquí desarrolló la enfermedad”.
Por ello, cuando llegó a su clínica activó el protocolo por presunto caso de rabia y lanzó al alerta sanitaria. “Yo como clínico estaba totalmente seguro. En conversaciones con otros veterinarios no le di opción alguna al moquillo”, ya que pese a que son encefalitis, ya había tratado muchos casos de moquillo antes que no guardaban parecido a este caso. “Este instinto sólo lo puede desarrollar un clínico que vive en una ciudad como Ceuta”.
Por suerte este animal llegó a su clínica que tiene expertos en lidiar con esta enfermedad y la experiencia de otros casos previos, por lo que sabían perfectamente cómo actuar. Inmediatamente, el veterinario responsable de la Ciudad fue advertido y se establecieron los protocolos, que se basó en la eutanasia del animal y en la extracción de la muestra cerebral.
Ahora lo que se está estableciendo es una “trazabilidad del animal”. Los inspectores veterinarios, desde que se activó el protocolo, están estableciendo qué paso, por dónde vino, quién lo pudo traer y todos los animales con los que pudo estar en contacto, todo ello para establecer las medidas correctoras y de protección necesaria hacia todas esas personas y animales. “Nos vamos a vacunar todos”, cuenta Morey, tanto todo el personal de su clínica como todas las personas de la Protectora que estuvieron en contacto con el animal, así como las que sufrieron una mordedura del perro.
En cuanto a los animales que pudieron estar en contacto con este perro, ahora tendrán que permanecer en un periodo de observación, que varía según la exposición, para determinar si se han dado contagios. No obstante, Morey tranquiliza al decir que una vez que ya se detecta el caso, los protocolos son efectivos para evitar la propagación. “El problema es cuando muerde un animal y se desconoce que tiene la rabia”, concluye el experto.
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