El Gobierno de la Ciudad ha descartado definitivamente la posibilidad de solicitar a la autoridad laboral un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) para la sociedad municipal ‘Puerta de África’ que gestiona el hotel del mismo nombre, vacío desde hace algo más de un mes y a disposición desde entonces del INGESA por si considerase necesaria la utilización de sus más de cien habitaciones para albergar a pacientes de la enfermedad del coronavirus con necesidades asistenciales no tan exigentes como para requerir su hospitalización.
El último huésped del establecimiento hotelero público lo abandonó el pasado 19 de marzo, pocos días después de la declaración del Estado de Alarma en todo el país, que también ha conllevado el cierre de casi todos los negocios de su tipo salvo los expresamente autorizados a mantenerse activos para acoger a trabajadores de servicios esenciales, contratos de larga duración en espacios sin necesidad de cohabitación con otras personas, etcétera.
Justo después de vaciarlo, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, acordó con su homólogo del Colegio de Médicos, Enrique Roviralta, no cerrar el inmueble y conservarlo activo en servicios mínimos por si una propagación desordenada de la COVID-19 en Ceuta que hasta el momento no ha tenido lugar exigiese su acondicionamiento para necesidades asistenciales. El Parador La Muralla ha sido ofrecido en las mismas condiciones y con idéntico fin a la Dirección Territorial del INGESA.
“El hotel”, explicaron desde el Ejecutivo local a este periódico, “continúa a disposición del INGESA y con sus trabajadores haciendo turnos”. La sociedad cuenta con 65 empleados: un gerente, un director, 9 jefes de Departamento y otros tantos recepcionistas, 3 oficiales y un auxiliar de mantenimiento, un jefe de Partida, 3 pinches, 3 ayudantes de cocina, 3 fregadores, cuatro ayudantes y 7 camareros, una subgobernanta, 15 camareras de piso, un jefe de economato y 3 administrativos.
Algunos servicios como el de lavandería sí están operando “a pleno rendimiento”, pues se han hecho cargo de lavar la ropa “del personal que presta servicio en los polideportivos reconvertidos en albergues y el resto de servicios esenciales”.
Un año torcido por la enfermedad del coronavirus
La sociedad ‘Puerta de África’ preveía “incrementar” este año sus ingresos en restauración “gracias a la fidelización del cliente que busca un servicio de calidad” y perder algo de cuota de mercado en eventos y banquetes “por la falta de insonorización de los salones y la falta de aire acondicionado”. Su horizonte para 2020, definitivamente alternado por la crisis sanitaria, de incierta salida, especialmente para el sector hostelero, hotelero y turístico, también estaba ensombrecido por “la situación de la frontera para atraer a clientes marroquíes y el aumento de rotaciones de helicópteros, que hace que perdamos pernoctaciones”.