El Círculo de Silencio ha vuelto a romper barreras este miércoles citándose de manera virtual para, con la misma fuerza, denunciar las injusticias que siguen produciéndose con los inmigrantes, con las personas que se ven obligadas a huir de países en situación crítica pero encuentran en Europa más trabas, más problemas o incluso la muerte.
El Círculo no ha podido obviar desde esta Ceuta ciudad frontera cómo la dignidad de estas personas sigue viéndose “pisoteada” por las “políticas migratorias españolas y europeas”, aludiendo a cómo las fronteras siguen siendo desgraciadamente un lugar de “violación de derechos humanos”.
Las cifras son escalofriantes: un total de 1.426 personas han muerto en lo que va de año en las distintas rutas migratorias, siendo la más letal la del Mediterráneo. “La llamada Ruta Canaria se encuentra desde hace meses en cifras que no tienen precedentes desde la crisis de los cayucos de 2006-2008, con más de 13.000 llegadas a las islas en lo que va de año. Esta ruta atlántica comenzó a reactivarse en agosto de 2019, según revelan los datos del Ministerio español del Interior, cuando se cortaron a la mitad las entradas irregulares por el Estrecho y por las ciudades de Ceuta y Melilla, debido al mayor control, represión y persecución en el lado marroquí”, explicaron en el manifiesto. Esa ruta canaria es la más mortal, evidenciando las tragedias de todas aquellas personas que escapan y se topan con destinos fatales.
“Las salidas tienen lugar desde Mauritania, Senegal y Gambia en un trayecto que comporta hasta 1.700 kilómetros de navegación por el Atlántico, algo que ha dado lugar a varios naufragios. Las personas que emprenden esta ruta tienen que pasar días, a veces incluso una semana completa en el mar, casi siempre enfrentándose a condiciones meteorológicas y vientos adversos. Su única esperanza es un rescate de Salvamento Marítimo, pero la zona de búsqueda y rescate de la organización española es de un millón de kilómetros cuadrados. Este es un territorio inmenso si una embarcación se ha perdido, un motor ha fallado y con gente a bordo sin ningún medio de comunicación en el Atlántico”, recordaron.
El silencio volvió a ser la voz de protesta ante tantas injusticias y tragedias
Sucesos, grandes tragedias, se han sucedido en las últimas semanas. El quizá más dramático ha sido el naufragio de una embarcación que partió de Senegal el 24 de octubre rumbo a Canarias que transportaba a unas 200 personas, pero solo 59 fueron rescatadas con vida. Se localizaron 20 cadáveres. Se dice pronto, cuerpos sin vida de 20 personas cuyo único delito fue intentar encontrar una vida mejor. La inmigración se reduce a números, nos bombardean con mensajes de muertes. Son ya 414 los fallecidos y los que llegan con vida terminan hacinados. “Debido al aumento de las llegadas a las Islas Canarias, ahora mismo hay más de 1.000 personas migrantes hacinadas en un recinto en el que tan solo podrían estar unas 420 y, al menos, hay 45 positivas por Covid en ese campamento que no reúne el espacio, ni las infraestructuras adecuadas ni tampoco unas óptimas condiciones higiénico-sanitarias. Además hay muchas más personas en tiendas de campaña hacinadas en las playas”.
Mueren en el mar mientras en tierra se blindan las vallas, como se está haciendo en Ceuta y Melilla, en donde se quiere elevar el perímetro a los 10 metros de altura. En el Círculo de Silencio se ha recordado a todos los que, buscando una vida mejor, “siguen lanzándose al mar nadando o en pequeñas lanchas desde las costas de Marruecos a Ceuta o la Península, dando lugar a varios desaparecidos y muertes cuyos cuerpos a veces aparecen en la playas de nuestra ciudad. Hoy queremos denunciar con todas nuestras fuerzas este control férreo de fronteras por mar y tierra, que cada día van aumentando los fallecidos o desaparecidos ahogados en el mar, atrapados por un Estrecho que no cesa en el número de tragedias, en un Estrecho convertido en la gran fosa común de cadáveres nunca identificados”.